No vi nada novedoso en las medidas que ayer anunció el presidente Enrique Peña Nieto para enfrentar la crisis social y de justicia que vivimos. Escuché el recuento de los problemas que padecemos desde hace tiempo. Y escuché también una lista de lo que sabemos que hay que hacer, pero no hemos hecho.
Conceptos como establecimiento pleno y aplicación del Estado de derecho, mando único policial, ataque frontal al narcomenudeo, infiltración del crimen organizado en los municipios, lucha contra la impunidad, transparencia y rendición de cuentas, combate a la corrupción, desigualdad social, urgencia de elevar el salario mínimo, ataque a la pobreza, apoyos especiales al sur pobre del país y otros. En concreto, propone el establecimiento –ahora sí– de 32 policías únicas en los estados y de zonas económicas especiales que requieren ayuda urgente.
Todo eso ya lo sé. Lo que me pregunto es si ahora sí vamos a hacerlo. Me pregunto si en algunos meses estaremos hablando de cómo funcionan las soluciones a esos problemas o si los seguiremos enlistándolos como lo que 'urge' atender.
También sigo viendo la misma actitud mezquina de los actores políticos que prefieren seguir medrando a favor de sus intereses que avanzar en solucionar lo impostergable. Miguel Barbosa, el presidente del Senado, declaró que faltó autocrítica en el mensaje de Peña. ¿Se lo habrá dicho en el breve intercambio de palabras que tuvieron al final del mensaje presidencial? No.
Jorge Luis Preciado, el medianito coordinador de los senadores panistas, dijo que el mensaje de Peña Nieto fue electorero y mediático. Reprochó que contiene propuestas que se hicieron en el gobierno de Felipe Calderón y no fueron aprobadas por los priistas. Regateó el voto panista diciendo que no darán un 'cheque en blanco' al gobierno en sus iniciativas de seguridad. Los priistas, obvio, aplaudieron el mensaje presidencial.
Coinciden Barbosa y Preciado en afirmar que varias de las iniciativas ya se discuten en el Legislativo. Cierto. ¿Y? ¿Ya se resolvieron los problemas? ¿La sola discusión es garantía de eficiencia? No.
Ya lo dijo el expresidente Ernesto Zedillo: lo que hace falta en México es la aplicación implacable del Estado de derecho. ¡Im-pla-ca-ble, a to-dos, sin distingos, ni privilegios! El problema es que todos tienen la 'cola sucia'. La responsabilidad es de todos: gobiernos, legisladores, jueces, académicos, empresarios, medios de comunicación.
Todos.
Sin embargo, los partidos están dispuestos a que se aplique la ley a los demás, pero no a ellos mismos.
Por cierto...
Horas antes del anuncio en Palacio Nacional –al que no asistió– Ricardo Anaya, el presidente del PAN, exigió al gobierno federal apoyar el Sistema Nacional Anticorrupción, que impulsan los panistas. Urgió a aclarar casos como la licitación del Tren Rápido México-Querétaro y el escándalo de la casa de las Lomas de Chapultepec. Y dijo que en propio PAN pondría el ejemplo 'limpiando' su propia casa. Anunció la expulsión del diputado local Édgar Borja, involucrado en actos de corrupción.
Bien por ellos, pero ¿no se quedaron cortos? Si en realidad quiere el PAN un golpe de autoridad, que atienda, investigue y sancione escándalos como el de los 'moches'; los manejos sucios en torno a la instalación de casinos en el sexenio de Calderón o las acusaciones contra su presidente con licencia, Gustavo Madero, a quien se le responsabilizó de usar recursos públicos para financiar su campaña de reelección al frente del PAN.
A ver, muy honestos, ¿se atreverán?
Twitter: @Cachoperiodista
Política a Cachos
Medidas urgentes, ¿soluciones garantizadas?
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