Sabemos mucho de la vida de George Washington debido a que escribió diarios y numerosas cartas; gracias a que era muy cuidadoso con sus archivos y contabilidad; porque sus contemporáneos dejaron impresa la admiración o la envidia que le tenían.
Al acudir a esas fuentes se puede conocer mucho de su pensamiento y motivaciones, de su vida familiar y de su trayectoria militar. También nos permite asomarnos a las formas de vida en la nueva nación.
En su época, la Navidad se celebraba de acuerdo con las costumbres anglicanas y alemanas y bajo el espíritu austero de los puritanos. No había árbol decorado ni calcetín colgado de la chimenea; no llegaba Santa Clos ni se daban regalos (tradiciones de los siglos 19 y 20). En la Nochebuena se asistía a los oficios religiosos y se cenaba con familiares e invitados. La temporada empezaba el 24 de diciembre y concluía, con un baile, el 6 de enero.
Pocas de las navidades de Washington fueron felices.
1740. George tenía ocho años cuando, en víspera de la Navidad, la casa de sus padres, cerca de Fredericksburg, se incendió.
1751. Su medio hermano Lawrence enferma de tuberculosis y los médicos le recomiendan pasar el invierno en los trópicos. George lo acompaña a Barbados. De regreso, convaleciente de la viruela, George pasa la Navidad en altamar, en medio de una tormenta que casi los hace naufragar.
Ese fue el viaje más largo de su vida. George, que a los 19 años ya era un buen topógrafo, recorrió toda la isla y quedó cautivado por su belleza, en especial por los corales. Esa visita fue significativa por las pláticas sobre fortificaciones que tuvo con generales británicos. Ahí surgió su deseo de seguir una carrera militar.
1753. George ya es coronel en la Virginia colonial. La noche de Navidad cae en una escaramuza de los indios, aliados de los franceses.
1755. Pasa la Nochebuena escribiendo órdenes a sus tropas. Después de ser derrotado por los franceses y de estar en peligro de muerte en muchas ocasiones, George ya hizo fama de valiente y buen estratega.
1758. Es nombrado miembro de la Casa de los Burgueses y renuncia a su comisión militar. El 6 de enero siguiente contrae matrimonio con Martha Dandridge Custis. Su marido había muerto repentinamente y, a los 26 años, ella se convirtió en la viuda más rica de Virginia (tenía 300 esclavos y un terreno de siete mil hectáreas). Fue amor a primera vista. El joven oficial y ella compartían la afición por los caballos y la jardinería.
Se fueron a vivir a Mount Vernon, la mansión y plantación de 800 hectáreas que le heredó su medio hermano Lawrence al morir. No tuvieron hijos, pero criaron a los dos hijos pequeños y a cuatro nietos y dos sobrinos de ella.
1759. En plena Navidad, Martha se enferma de sarampión y George decide ya no cultivar tabaco porque los altibajos de los precios le hacen perder mucho dinero.
1775. Primera Navidad en la guerra revolucionaria. Martha va a pasar las fiestas con su marido, que está acampado en Cambridge. Lo mismo hará los años siguientes.
1776. La noche del 25 de diciembre, en medio de una tormenta, Washington cruza con su ejército el congelado río Delaware y ataca por sorpresa a los británicos en Trenton. Sería la primera de una serie de victorias que revivieron su causa.
La escena del cruce del río inspiró a Emanuel Leutze para pintar el cuadro más famoso sobre el general (se exhibe actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York).
1777. En Valley Forge, al norte de Filadelfia, 11 mil soldados y 500 mujeres están acampados en medio de la ventisca invernal. No tienen suficientes alimentos, les falta ropa y zapatos; muchos caen por la viruela. De rodillas, Washington pide a Dios que les permita sobrevivir.
1783. Recibe la noticia de que Gran Bretaña ha firmado el tratado de paz. Su primera Navidad en casa en ocho años.
1789. Washington presidente batalla para evitar que las celebraciones navideñas asemejen a las de las monarquías.
1797. Ya jubilado y como sacristán en la iglesia episcopal de Pohick, organiza los oficios religiosos. Con sus invitados sale de caza y regresa a cenar con la familia. Martha es famosa por su pay de carne y su pastel de frutas. Los esclavos gozan de cuatro días de asueto.