Repensar

Estrategia dual

Trump requiere una estrategia paralela para dividir y debilitar a los demócratas. Lamentablemente ellos le están ayudando, escribe Alejandro Gil Recasens.

En su discurso en Orlando, Florida, para anunciar su candidatura a un segundo periodo, el presidente Donald Trump dejó muestras de la que será su estrategia de aquí a diciembre de 2020. La vez pasada su objetivo fue captar el voto conservador y poner a los otros republicanos, a los que no convencía, ante la disyuntiva de apoyarlo o dejarle la cancha libre a Hillary Clinton, la candidata demócrata. En un ambiente de por sí polarizado, se enfrentó fieramente a los demócratas, que dudando mucho de las posibilidades de su candidata, tampoco se entregaban a Bernie Sanders, popular entre los jóvenes pero poco querido por los negros.

Su plataforma de tintes fuertemente nacionalista recogía sobre todo la angustia de la clase media frente a la desaparición de los trabajos estables y bien pagados; el desconcierto frente a la pérdida de liderazgo político, militar y económico de Estados Unidos en el mundo. Su narrativa fue sencilla pero contundente: los malos gobiernos anteriores habían permitido eso y para hacer grande a su nación otra vez era necesario deconstruir la perjudicial globalización, sobre todo en lo relacionado con la política migratoria y comercial.

Apelando al miedo y al racismo, con ayuda de las imágenes televisivas sobre la crisis migratoria en Europa, alertó sobre una invasión de indocumentados que quitaría los empleos a los americanos y aumentaría la delincuencia. Era una forma diferente de poner en evidencia un viejo problema, culpando a sus opositores por haberlo agravado. Él, en cambio, proponía solucionarlo con energía, levantando un muro a lo largo de toda su frontera sur y expulsando sin más a los que no tuvieran residencia legal.

En dos años y medio Trump no ha dejado de achacar a los demócratas su negativa a modificar la legislación migratoria, pero no se ha molestado en presentar iniciativas propias. Ha centrado la atención en la negativa a levantar el muro "salvador". Los demócratas tontamente tuvieron la ocurrencia de demandar la desaparición de ICE y de la Patrulla Fronteriza, dando veracidad a la imputación de que quieren abrir completamente la frontera a las hordas invasoras.

Por otra parte, el presidente sostenía que "malos" tratados habían permitido que sus socios comerciales abusaran de su país, le restaran competitividad y se llevaran sus puestos de trabajo. Según él se requería desechar o rehacer esos acuerdos y sin más, lo hizo. Además, sin respeto alguno a esos socios y a las reglas pactadas con la OMC, desató una guerra de tarifas sin precedente. Algunas plantas están reabriéndose en su territorio y las tasas de empleo son positivas. Trump justifica con ello todo el tiradero que ha creado.

Lo cierto es que con esas líneas de acción ha mantenido su base de votantes y no hay razón para que las cambie.

Lo nuevo

Como eso no le basta para ganar, requiere una estrategia paralela para dividir y debilitar a los demócratas. Lamentablemente ellos le están ayudando.

Por un lado los patriarcas del partido y los grupos de interés que los apoyan lograron convencer al exvicepresidente, Joe Biden, para que entre a la contienda. No había entre ellos otro con suficiente prestigio y con ideas centristas. Y ese es el problema: es percibido como parte del establishment y sus posiciones acaban siendo indefinidas. Además, su estilo educado y serio lo hace ver como poco entusiasta para defender sus puntos de vista, sobre todo confrontado con la vehemencia desbordada y las provocaciones de Trump, que para empezar ya le puso el apodo de "dormilón".

Bernie Sanders casi empató la vez pasada con Hillary. Si hubiera moderado algunas propuestas le hubiera arrancado la candidatura. Ahora se presenta como más radical, con una oferta social (educación y salud) muy amplia. En su afán de no dejarse rebasar por la también senadora Elizabeth Warren, ha ido doblando sus apuestas hasta hacerlas ver como fiscalmente poco factibles.

Por ello lo que Trump está haciendo es presentarlos como peligrosos socialistas que quieren destruir el american way of life.

Por último, va a explotar lo más posible la frustrada investigación del fiscal especial Robert Mueller. Los demócratas crearon la expectativa de que el magnate sería encontrado culpable de coludirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, para ganar la elección y tendría que renunciar para no ser enjuiciado. Nada de eso pasó y todavía hay quienes creen que lo podrían usar en la campaña.

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