Si usted votó en la Ciudad de México, seguramente recibió tres boletas: para diputado federal, diputado local y alcalde. Si votó en alguna de las 15 entidades donde se renovó el gobierno estatal, le dieron una boleta adicional para gobernador. Al votar, ¿lo hizo usted por la misma opción en todas las boletas o dividió sus votos?
El voto dividido es una de las diversas expresiones de los votantes en las urnas: apoyar una opción política para un cargo y otra diferente para otro cargo. Las encuestas de salida estatales que hizo EL FINANCIERO nos ayudan a documentar este rasgo de la conducta colectiva del 6 de junio.
1. Considerando las boletas para gobernador y para diputados locales, el voto dividido representó 28 por ciento en las siete entidades donde tenemos datos de encuestas de salida. El 72 por ciento votó por la misma opción en ambas boletas.
2. De las siete entidades, la mayor proporción de voto dividido se registró en Tlaxcala (41 por ciento), así como en Sonora (33 por ciento) y en Nuevo León (31 por ciento). En contraste, la incidencia más baja de voto dividido se dio en Querétaro (21 por ciento); en Campeche, Chihuahua y Zacatecas estuvo ligeramente por debajo del promedio, con 25, 24 y 27 por ciento, respectivamente.
3. En balance, Morena obtuvo un porcentaje muy similar de votos para gobernador y para diputados locales, con ligera ventaja en lo primero. En el PAN no hubo diferencia notable entre uno u otro. En el PRI y PRD sí: se votó un poco más por el tricolor para diputados locales que para gobernadores.
4. Como sería de esperarse, el voto dividido fue más marcado entre el electorado apartidista, con 38 por ciento. Entre los votantes muy partidistas, el voto dividido fue la mitad, 19 por ciento, y entre los votantes algo partidistas 25 por ciento. Pareciera redundante, pero los partidistas sí mantuvieron más la línea partidaria en sus votos.
5. Al mirar el perfil sociodemográfico del voto dividido no se observan diferencias por sexo, aunque por edad y escolaridad sí hay ligeras diferencias. Los jóvenes emitieron más votos divididos que los de mayor edad: entre los menores de 29 años, el voto dividido alcanzó 31 por ciento; entre los mayores de 55 años 26 por ciento. Por escolaridad, quienes votaron más dividido fueron los universitarios, con 32 por ciento.
6. Comparado con lo que se observó en las encuestas de salida realizadas por EL FINANCIERO en nueve entidades en 2018, el voto dividido fue un poco más bajo en este año. En 2018 el voto dividido (en gobernador y diputados locales) fue de 33 por ciento, cinco puntos más que en 2021. El voto sobre líneas partidarias pesó un poco más en esta ocasión.
7. Lo anterior se deriva, en parte, por el hecho de que en 2021 prevalecieron dos principales alianzas que sumaron alrededor de 90 por ciento de los votos para diputados federales, y para la contabilización del voto dividido (gobernador y diputados locales) estoy considerando tanto los bloques de alianza como los partidos por separado.
8. No obstante, las grandes alianzas no eran garantía de un voto partidario unificado; pero, por alguna razón, los partidistas sí cerraron filas más en 2021 que en 2018. Los priistas y los perredistas desertaron más hacia Morena hace tres años, pero ambos grupos se alinearon más con su alianza en 2021.
9. Las encuestas de salida realizadas por EL FINANCIERO se hicieron solamente en siete de los 15 estados con elecciones para gobernador en 2021, por lo cual no tenemos la historia completa. Sin embargo, son un buen acercamiento para dimensionar qué tanto los votantes, al enfrentarse a varias boletas, eligieron opciones distintas o siguieron un patrón partidario.
10. Los perfiles sociodemográficos de 2018 son más o menos parecidos a los de 2021 en relación al sexo, edad y escolaridad de los votantes. No obstante, los apartidistas de 2018 registraron una mayor incidencia de voto dividido que en 2021: 46 por ciento. Entre los votantes muy partidistas se registró un idéntico 19 por ciento de voto dividido en ambos años electorales; mientras que entre los votantes algo partidistas fue un poco más alto en 2018: 31 por ciento.
Habrá que explorar por qué 2021 fue una elección un poco más partidaria que 2018. En general, las intermedias suelen centrarse más en los partidos y las presidenciales en los candidatos. Pero quizás haya algo más en este 2021 que signifique un proceso inverso al que en otros espacios me he referido como “despartidización”.