Varias sonrisas provocó el post en X del presidente Bukele preguntando a Grok, la herramienta de inteligencia artificial, quién es el presidente más popular del mundo, y que respondiera en una palabra.
La respuesta fue Sheinbaum.
En un seguimiento de usuarios, Grok citó la encuesta de EL FINANCIERO, que muestra la aprobación a la presidenta de México en 85 por ciento en el mes de febrero.
La pregunta que me han planteado en varias ocasiones es qué explica ese nivel de popularidad. Las respuestas que hasta ahora he ofrecido se han centrado en dos aspectos: la luna de miel, que hasta ahora parece seguir, y el cierre de filas en torno de la presidenta ante el factor Trump.
En esta semana me di a la tarea de ver qué tanto pesan realmente esos factores en la aprobación hoy en día y qué otros aspectos podríamos también considerar.
Para ello analicé la encuesta de El Financiero del mes de febrero, precisamente la que arrojó 85 por ciento de aprobación, récord de los últimos 30 años.
La encuesta registra las respuestas de evaluación al desempeño de gobierno en economía, corrupción, seguridad pública, crimen organizado, apoyos sociales y la relación con Trump.
Además de ello, consideré el sexo, la edad, la escolaridad y la identidad partidista de las personas. Por lo general, el partidismo es un factor que pesa enormemente en la popularidad presidencial, así que es un aspecto que hay que considerar. También consideré los atributos que se perciben en la presidenta.
Los resultados del análisis mostraron que el factor que más se relaciona con la aprobación a la presidenta Sheinbaum es la opinión sobre los apoyos sociales. Su efecto es mayor que el del partidismo, que aparece, de hecho, en tercer lugar.
La opinión sobre los apoyos sociales es lo que más se relaciona con la aprobación, por lo que la premisa de AMLO de “amor con amor se paga” parece seguir siendo válida hasta ahora, por lo menos en aprobación, aunque muy probablemente también si consideramos el voto.
El segundo factor que más pesa es la evaluación de la manera en que el gobierno está tratando la economía. Es probable que el referente de esto no necesariamente sea la economía nacional, o la tasa de crecimiento, sino el ingreso que precisamente ofrecen los apoyos sociales.
Tanto los apoyos sociales como la evaluación de la economía parecen ir de la mano por el momento.
En tercer lugar de impacto aparece el partidismo: la amplia base morenista es un factor fundamental para entender el respaldo ciudadano que tiene la presidenta. A diferencia de lo que yo hubiera esperado, no es el principal factor, pero sí uno de los tres que más pesan.
El siguiente lugar lo ocupan dos factores distintos casi empatados por el grado de relación que tienen con la aprobación a la presidenta: la evaluación al trabajo que hace el gobierno en materia de seguridad, y la escolaridad.
La inseguridad es la principal preocupación ciudadana, y las opiniones de que el gobierno está haciendo las cosas bien son un factor que sí impacta de manera importante en el respaldo a la presidenta.
No así el tema del crimen organizado, que tiene menos efecto en la aprobación. Habrá que ver si eso cambia o no en marzo, al surgir el asunto de Teuchitlán, pero, por lo pronto, en febrero no había una fuerte relación entre el desempeño respecto al crimen y la aprobación presidencial. Un factor a favor de la presidenta, ya que en ese rubro imperan las opiniones negativas.
De las variables demográficas, la única que pesa es la escolaridad: la presidenta es todavía más popular entre las personas con menores niveles de estudios (88%), mientras que quienes tienen estudios universitarios la aprueban ligeramente menos (79%).
Por último, la evaluación sobre la relación con Trump no capta del todo el asunto del cierre de filas. Pero la incertidumbre y los temores por las deportaciones y por los aranceles indican que el factor Trump sí pesa en el apoyo a la presidenta. No tanto como pensé sin este análisis, pero algo pesa.
Un último elemento de análisis que incorporé fueron los atributos de la presidenta, como la honestidad, el liderazgo y la capacidad para dar resultados. Su peso es ligeramente inferior al del partidismo, pero importan, por supuesto. Y de ellos, lo que más pesa es la percepción de honestidad, en primer lugar, así como la capacidad para dar resultados.
A reserva de que vayamos afinando e incorporando nuevos aspectos en otras encuestas, espero que esto permita tener una mejor idea de qué pesa más en la popularidad de Sheinbaum. Por lo pronto, los apoyos sociales son la base más sólida de la popularidad.