Desde hace tiempo se habla de polarización política en el país. Unos señalan la polarización pero no le dan sustento; suponen que es evidente en sí misma. Otros confunden polarización con división de opiniones, pero no son lo mismo. Aquí van algunas ideas y datos que espero puedan nutrir la discusión.
Las encuestas muestran que en algunos temas los mexicanos están divididos y en otros están polarizados. Lo primero significa que las posturas o puntos de vista de la población están divididas en proporciones casi iguales, sin una mayoría clara. Según la encuesta de El Financiero publicada el 3 abril, la población está dividida respecto a la propuesta de concesionar canales de televisión y radio a iglesias evangélicas: 34 por ciento se manifestó a favor y 41 por ciento en contra.
En otros temas, aunque no deja de haber contraste de opiniones, la gran mayoría se inclina hacia un lado: ahí están la Guardia Nacional, con 74 por ciento a favor y sólo 12 por ciento en contra, y el retiro de recursos a las estancias infantiles, con 58 por ciento en contra y 28 por ciento a favor. En ambos casos, aunque la población no está dividida, sí hay cierto grado de polarización entre algunos segmentos. Me explico.
La polarización significa tener puntos de vista no solamente contrarios, sino alejados el uno del otro. En un tema de conflicto, en vez de tomar posturas intermedias, algunas personas se van a los polos o puntos extremos; es decir, se polarizan. Ese fenómeno implica distanciamiento, aun entre grupos reducidos pero extremos. Por eso, la polarización no es un asunto de proporciones (no es estar divididos en partes casi iguales), sino un asunto de distancias (estar alejados o irse alejando unos de otros).
Hay distintas maneras para documentar la polarización. Una de ellas la propuso el politólogo John Zaller en un texto clásico de 1992, La naturaleza y origen de la opinión pública, en el que argumenta que la opinión pública puede reflejar efectos de consenso (mainstream) y polarización. Tomando en cuenta la información y las predisposiciones, Zaller ilustra los públicos polarizados, en especial los partidistas con mayores niveles de información política, quienes suelen reflejar más nítidamente las señales de las élites políticas.
La encuesta de El Financiero resulta útil para poner a prueba esas premisas. A falta de niveles de información, consideré el interés en la política, y como predisposiciones a los morenistas y oposicionistas (incluidos priistas y panistas, ya que los perredistas se comportan de manera muy similar a los morenistas). Aquí sólo tengo espacio para una o dos gráficas tipo Zaller, como suelo llamarlas, pero incluyo en mi cuenta de Twitter algunas otras para quienes tengan interés.
Según estos datos, la Guardia Nacional es un asunto con mayoría a favor, pero los morenistas y oposicionistas muestran polarización entre los segmentos de mayor interés político, con 24 puntos de diferencia en sus posturas. Sí, es un tema polarizante aunque no sea divisivo. En el caso de las estancias infantiles, con mayoría en contra, la polarización en ese segmento es todavía mayor: 34 puntos. Y en el caso del tele-evangelismo, en donde hay público dividido, la polarización alcanza 32 puntos entre los más interesados. Como contraste, reducir el financiamiento a los partidos cuenta con 87 por ciento a favor y 5 en contra, y no hay polarización, más bien consenso.
Estos datos ilustran que hay distintos niveles de polarización en temas específicos, particularmente entre los públicos más enterados o interesados en política. La polarización en el país es real. En algunas cosas los mexicanos están de acuerdo, en otras están divididos y en otras más están polarizados. Habrá que ver si esa polarización se sigue acentuando o no.