Desde San Lázaro

La revocación de mandato, un búmeran que viene de regreso

La pérdida de la mayoría en la Cámara baja es un revés que en definitiva frena las aspiraciones reeleccionistas del presidente López Obrador

Son innumerables las lecturas que dejaron los resultados de las elecciones del domingo. Sin embargo, los políticos, empezando por el presidente López Obrador, las juzgan con visiones muy sesgadas y convenencieras que les pasarán factura en el futuro.

Los 16 millones de votos que tuvieron Morena y AMLO en esta elección hablan de una pérdida de 14 millones en relación a los 30 millones de votos que alcanzaron en 2018.

De igual manera, la derrota sufrida en la capital del país pone en entredicho la fuerza que tiene el partido en el poder, Claudia Sheinbaum y el propio presidente entre los capitalinos y, lo más grave, esta tendencia se extenderá como olas expansivas hacia todo el territorio nacional.

Desde 1997, cuando hubo la alternancia en la CDMX con Cuauhtémoc Cárdenas, la izquierda fue ganando voluntades en el país hasta llevar a López Obrador a la presidencia, ahora ocurre lo mismo, pero a la inversa. La debacle de Morena en la gran capital se extenderá al Estado de México y luego a otras entidades.

En los estados que ganó Morena, tendrán un bono de confianza, pero con el paso del tiempo los desgastará hasta llegar con esos negativos a la elección presidencial de 2024.

Otro efecto inmediato de la pérdida de simpatías entre los que sufragaron el domingo, es que AMLO puede salir el próximo año por el riesgo que representa la revocación de mandato en su permanencia como jefe del Ejecutivo federal.

La revocación de mandato es un búmeran que viene de regreso, tumbando cabezas y que apunta contra la del tabasqueño.

La copiosa participación de la sociedad chilanga en las urnas, ahora se sabe, fue contra Morena y el presidente López Obrador, y no dude, estimado lector, que este ejercicio se volverá a repetir en 2022 cuando se le pregunte a la ciudadanía si quiere que permanezca AMLO en la presidencia.

La otra debacle de Morena fue en el Congreso, al no haber alcanzado la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, es decir, las dos terceras parte de los 500 diputados federales y ni siquiera la mayoría simple, ya que de no ser, principalmente por sus aliados del PVEM, no hay manera que llegue a tener 250 legisladores más uno, para alcanzar esa cifra privilegiada.

La pérdida de la mayoría en la Cámara baja es un revés que en definitiva frena esas aspiraciones reeleccionistas del presidente López Obrador y de esa nueva Carta Magna que ya estaba lista para ser aprobada por la nueva legislatura.

Las reformas estructurales que se aprobaron con AMLO en la primera parte de su sexenio corren el riesgo, incluso, de ser revertidas por la nueva composición de la Cámara de Diputados ,y ello sí da al traste con la autollamada cuarta transformación.

El reacomodo de los partidos políticos en función de las simpatías electorales llama la atención, sobre todo el de Movimiento Ciudadano, cuya hegemonía en Jalisco y ahora en Nuevo León con todo y su capital Monterrey, son mensajes que manda la sociedad en la búsqueda de nuevas opciones políticas consistentes y con buenos candidatos y no como ocurrió con los tres nuevos partidos políticos, cuya actuación en la obra denominada ‘elecciones 2021′ fue decepcionante y lastimosa.

Tanto RSP como Fuerza por México y PES serán el prototipo de cómo llegar a ser partidos políticos, merced al tráfico de influencias palaciegas, para perder el registro nacional meses después.

Otro partido político que requiere una cirugía mayor es el PRI, al perder todas las gubernaturas que estaban en su poder y comprometer en algunas entidades incluso su registro y, de no haber sido por él, la coalición que conformaron con el PAN y el PRD y el rechazo de los votantes contra Morena, estaríamos hablando de otra historia llena de fracasos.

‘Amlito’, como le llaman también a Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, debe renunciar para dar paso a que la auténtica militancia, en un ejercicio pleno de democracia interna, elija a sus nuevos dirigentes.

Del PRD, mejor ni hablamos.

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