Mientras que las cortinas de humo y los ataques despiadados contra la clase media salen como misiles desde Palacio Nacional, el responsable de ocasionar una de las mayores mortalidades a causa del Covid es despedido de sus conferencias vespertinas, con pasteles y flores, por un grupo de acarreados, quienes fueron a avalar la irresponsabilidad oficial.
Las epidemias no son democráticas, es decir afectan siempre a los más pobres, a los más vulnerables. No hay epidemia en los anales de la historia mundial que haya afectado más a los ricos que a los pobres.
La pandemia no es democrática, es selectiva y apunta directo a las clases de la sociedad más desprotegidas. Si a esto le sumamos el desdén del gobierno de AMLO en atenderlos, pues era hasta cierto punto previsible que el número de víctimas creciera exponencialmente a más de 500 mil muertos.
Seis de cada diez víctimas mortales de Covid en México fueron pobres, sin protección social, con empleos mal pagados o no remunerados o bien sin trabajo.
La desigualdad económica, la precariedad de más de la mitad de la población y la limitada estrategia del gobierno de México ha sido la fórmula perfecta para que la mayoría de muertes se registre en el grupo de personas pobres y marginadas.
Las acciones implementadas por la administración de AMLO son similares a países latinoamericanos más pobres como Haití, Honduras y Ecuador, según estándares internacionales.
La crisis no solo ha causado más defunciones entre los pobres, sino también ha generado más pobres.
Antes de la pandemia, 48.8 por ciento de la población, 61.1 millones de personas, se ubicaba por debajo de la línea de pobreza por ingresos; y 16.821 millones por debajo de la línea de pobreza extrema, según el Coneval.
Los organismos que miden los efectos de la política social en el país han estimado que 11 millones de personas se han sumado a la población pobre y marginada y este aumento tan solo ha sido en la administración del presidente López Obrador.
Algunas cifras que erizan la piel en torno a la pobreza y la marginación en México:
72 millones de personas, más de la mitad de la población, tienen dificultades para adquirir la canasta básica.
El gobierno dejó a su suerte a los pobres, a pesar de los programas político-asistenciales.
Las personas más pobres corren más peligro de morir por Covid-19, debido a sus condiciones de precariedad, como baja escolaridad, mala alimentación, una historia de salud frágil, limitado a servicios públicos y una débil economía familiar, entre otros factores.
En este entorno, se va el también llamado ‘doctor muerte’ de las conferencias vespertinas y con ello termina la manipulación de cifras en torno a la pandemia y a la información sesgada.
Desde San Lázaro, la diputada Verónica Juárez Piña, coordinadora del grupo parlamentario del PRD, demandó la creación de una comisión especial en la Cámara de Diputados que “investigue la actuación de Hugo López-Gatell, los recursos que se destinaron, las acciones que se implementaron para contener la pandemia y las cifras reales de contagios y decesos; porque los mexicanos tenemos derecho a la verdad.”
Acusó que la actuación del subsecretario de Salud al frente de las conferencias de prensa durante la pandemia quedará marcada por la manipulación, irresponsabilidad e insensibilidad.
“No fue un ejercicio de transparencia, sino una estrategia de desinformación y manipulación con fines políticos para ocultar el verdadero impacto de la crisis sanitaria previo a las elecciones”, denunció.
“López-Gatell no actuó como científico, sino como mercenario al servicio del Presidente, que en lugar de atender las más elementales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y usar las experiencias de otros países para contener la pandemia, la utilizó como pretexto para desviar recursos -que deberían emplearse en el sector salud y compra de equipo y medicinas- a sus megaproyectos inviables”, acusó la legisladora.