Mientras que AMLO le da cancha nacional a su preferida para hacerla crecer rumbo a la presidencia de la República, la capital del país se cae a pedazos en materia de seguridad, desarrollo económico, emergencia sanitaria, infraestructura urbana, transporte público y bacheo, entre otros graves problemas, a grado tal que si hoy hubiera elecciones, Claudia Sheinbaum perdería no nueve, sino 12 alcaldías, ya que Xochimilco y Gustavo A. Madero las recuperaría la oposición, además de la joya de la corona que es Iztapalapa.
La coalición Va por México conformada por el PAN, PRI y PRD, la prefieren para enfrentarla en 2024 a sabiendas de que es un hueso fácil de roer toda vez que sus debilidades, así como sus filias y fobias son conocidas hasta el cansancio y ello la hace ser presa fácil en la política.
Todo lo que ocurre en la capital del país se replica hacia el resto del territorio nacional, así ocurrió con la alternancia política en 1997, con la llegada a la jefatura de Gobierno del DF, por parte de Cuauhtémoc Cárdenas, sacando al PRI por la puerta de atrás, y luego como fichas de dominó fue perdiendo el tricolor los espacios de poder hasta el día de hoy, en donde tan solo gobierna en cuatro entidades: Estado de México, Coahuila, Oaxaca e Hidalgo, mismas que perderá entre 2022 y 2023.
Así sucederá con Morena luego de perder la capital del país y que sus gobernantes comiencen a su sufrir el desgaste al estar en el poder en los estados que acaban de ganar.
El presidente sabe que con los actuales niveles de popularidad y conocimiento que tiene Claudia Sheinbaum entre la población, no le alcanza para ganar la elección presidencial, por ello, en sus cálculos políticos personales la comienza a placear en varias ciudades del interior, como Campeche, Guanajuato y otras más, para que, de viva voz, la jefa del Gobierno capitalino platique de sus ‘logros’ a sus audiencias provincianas.
Con este ejercicio tampoco crecerá Sheinbaum ya que carece del carisma suficiente y la elocuencia necesaria para jalar multitudes, más bien es anodina y muy esquemática.
La oposición se relame los bigotes al vislumbrar que la exdelegada política en Tlalpan, jurisdicción que dejó en pedazos y que sus habitantes la derrotaron en los pasados comicios del 6 de junio, pueda ser la abanderada de Morena y del PT para la presidencia en 2024 y con ello aumentan las posibilidades de una nueva alternancia política a nivel nacional.
El dictamen realizado por la ‘autónoma’ e ‘independiente’ Fiscalía General de la CDMX en torno al percance de la Línea 12, del cual fueron imputados servidores públicos que participaron en su construcción y que exime a la administración de Sheinbaum en cuanto a la falta de mantenimiento mayor, era un torpedo dirigido a Marcelo Ebrard, pero lo endeble de las acusaciones y lo sesgado de los peritajes lo eximieron de toda culpa.
En cualquiera de los casos, ni con la guerra sucia lanzada por el ala radical de los adeptos de CS (léase Claudia Sheinbaum y no Comunicación Social de la presidencia) logran que la señora crezca siquiera en una tendencia inercial progresiva rumbo a 2024.
He platicado con varios políticos del PAN, PRI y PRD y todos coinciden que se sienten más cómodos al enfrentarla que a otros contrincantes como Ricardo Monreal o Marcelo Ebrard.
Lo que es un hecho es que si la gobernabilidad en la capital del país está sostenida por alfileres, lo que significa que los habitantes de la capital están sentados en un barril de pólvora en donde el descontento social y la escasa protección que da la autoridad a la vida y el patrimonio de sus habitantes es la constante, pues de nada sirven las carretadas de billetes de las arcas del gobierno federal y capitalino que están inyectando en los programas sociales con matices electorales que se distribuyen entre la población, si en los hechos no hay logros tangibles en la gestión de la señora gobernante.
Veremos qué más se le ocurre al señor presidente para hacer crecer a los enanos del tapanco.