Desde San Lázaro

Le cambió la suerte a Gertz y a otros servidores públicos

El quid del asunto de la familia Cuevas ha quedado en la salida de Gertz Manero y en castigar el tráfico de influencias y los delitos de varios servidores públicos.

Como uno de los capítulos más tenebrosos de la impartición de justicia será considerado el caso de la familia Cuevas, por quedar en evidencia la madeja de complicidades y tráfico de influencias que tejió el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero en torno a ‘destruir’ a su familia política.

El apabullante fallo que emitió la SCJN no fue producto de una graciosa concesión, sino de la presión ejercida en redes sociales por los hijos de la señora Alejandra Cuevas Morán y que luego fue retomada por algunos medios de comunicación, quienes en la medida que fue tornándose en noticia de primera plana, se sumaron a difundir el embrollo judicial.

Habría que recordar que las filtraciones de las conversaciones telefónicas del fiscal incómodo hicieron posible que se destapara el cochinero, y con ello quedar impedidos los ministros de hacer cualquier chicanada. Bueno, cuando menos cuatro de ellos.

El presidente López Obrador ya exoneró a Gertz de toda responsabilidad, aunque para que los once ministros de la Corte hayan deliberado en favor de las que ahora son las víctimas, cabe la posibilidad de que hubiera línea presidencial para que así ocurriera.

En un país en donde no se mueve nada sin la suprema voluntad del jefe del Ejecutivo Federal, es muy probable que hubiera humo blanco desde Palacio Nacional para proceder en contra de los intereses de Alejandro Gertz Manero.

Hay que darle contexto al asunto; venimos de las revelaciones, filtraciones y desencuentros en el affaire entre Julio Scherer-Gertz-Olga Sánchez, pugna que hizo implosión en el mismo proyecto político del presidente, quien debía no solo apaciguar las aguas entre los rijosos, sino ponerle un ‘estate quieto’ al fiscal.

La crónica premonitoria de la dimisión del fiscal federal se está escribiendo y solo es cuestión que desde las alturas se sigan apretando las tuercas para que ello ocurra.

Los astros ya le dieron la espalda al fiscal incómodo y ahora solo es cuestión de tiempo para que se busque su ‘salida institucional’.

Cargar sobre las espaldas a un ‘muerto viviente’ es incosteable políticamente para sortear con éxito el 2024.

Mientras tanto, debemos exigir que salga al descubierto como ocurrió ese tráfico de influencias para tener recluidas a dos señoras inocentes. Quiénes participaron y cuál fue la moneda de cambio que se utilizó para inventar delitos que dieran cabida a esa injusticia.

Claudia Sheinbaum, jefa del Gobierno capitalino; Ernestina Godoy, fiscal general de la CDMX; y Rafael Guerra, presidente del Tribunal de Justicia de la CMDX, deben deslindarse de la sospecha, so pena de quedar estigmatizados por su penoso proceder, ya por omisión o por complicidad.

A qué nivel se dio el tráfico de influencias para procesar y recluir a dos mujeres inocentes, uno de 68 años y la otra de 94.

La acusación por homicidio de Federico Gertz contra las señoras Alejandra Cuevas Morán y Laura Morán Servín, fue ‘obsequiada’ por una jueza de la CDMX, Marcela Arrieta, a petición de la Fiscalía de esta ciudad, a cargo de Ernestina Godoy, quien, como lo determinó la Suprema Corte, esa dependencia inventó diversos delitos que no existen en el derecho penal, como el de “garante accesoria” para mantenerlas en prisión a ambas; una, domiciliaria y otra, en Santa Martha Acatitla.

En este malsano proceder, por supuesto, operaron las cadenas de mando institucionales para que se “pusieran las cosas a modo y capricho” de Gertz Manero.

Cómo es posible que pudieran mantener en la cárcel a una inocente por 528 días, sin que nadie de las instancias locales de impartición de justicia de la capital del país, hicieran algo y solo cuando intervino el juez federal de amparo y los magistrados correspondientes, entonces el fiscal decidió mover el asunto a la SCJN, considerando que en esa institución tenía cooptados a varios ministros y con ello podría mantener en reclusión de por vida a sus parientes.

El quid del asunto ha quedado en la salida de Gertz y en castigar el tráfico de influencias y todos los delitos derivados del incumplimiento de responsabilidades de varios servidores públicos.

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