Desde San Lázaro

Por la buena, no habrá alternancia política en el 2024

El INE, órganos y tribunales electorales se han convertido en un tema de relevancia que, del resultado final, dependerá el rumbo que tomará la democracia y el orden constitucional.

Desde que el presidente López Obrador decidió enviar al Congreso su reforma electoral, que luego derivó en el plan B y ahora, por fin, será discutido y en su caso aprobado en la Cámara de Senadores, para dejar el balón en la cancha de la Suprema Corte de Justicia de la Nación debido a las controversias constitucionales y otros recursos legales que se promovieron ante el máximo tribunal, el INE y todos los órganos y tribunales electorales han dejado de ser un tema de coyuntura para convertirse en uno de fondo y de tal relevancia que, del resultado final, dependerá el rumbo que tomará la democracia y el respeto al orden constitucional.

En momentos en que solo se debería estar debatiendo en torno a la elección de los cuatro nuevos consejeros del INE, que suplirán a los que dejarán el cargo en este año, al presidente se le ocurrió impulsar con todo, el alineamiento de todo el aparato electoral bajo su égida para garantizar que su proyecto político se mantenga en el poder con el triunfo en la elección presidencial de 2024.

Por ello, su “terquedad” para impulsar por todos los frentes que el INE y el Tribunal Electoral se diseñen y operen bajo el control del gobierno, tal como ocurría en tiempos en que el PRI era una aplanadora electoral, merced a que de él dependía la organización y calificación de las elecciones.

Ante este embate del autoritarismo, la sociedad civil y el bloque opositor partidista se mantienen firmes en la defensa de la democracia, prueba de ello fue la marcha del 13 de noviembre del año pasado y ahora, la del próximo domingo 26 de febrero, que se llevará a cabo en por lo menos 70 ciudades del país.

En una contienda de vencidas en donde está en juego el futuro de México, el oficialismo y los opositores, se mantienen en pie de lucha, con la agravante de que el tiempo avanza y las controversias crecen a nivel tal que la polarización social aumentará a niveles de alto riesgo, que conlleva el peligro de trastocar la gobernabilidad y la paz.

López Obrador camina sobre una delgada línea en donde está el límite de preservar la gobernabilidad o, de plano, detonar la convulsión social para impedir que, incluso, se cancelen las elecciones federales del próximo año, con el pretexto de que no hay condiciones políticas y sociales para que se dé el relevo presidencial.

Todo es posible cuando está en juego el poder y cuando el principal jugador no quiere entregarlo a la oposición, en caso de que pierda su candidato en los comicios presidenciales.

En todos los escenarios que vislumbra AMLO, no está considerada la alternancia política por las buenas y, en ese sentido, busca cerrarle a la oposición cualquier posibilidad de triunfo.

En este contexto se deben observar todas las decisiones que toma el presidente en todos los ámbitos de su responsabilidad.

La escaramuzas que se escogen en las mañaneras tienen tres propósitos: 1. Construir una realidad virtual sobre un México irreal e idealizado; 2. edificar la narrativa oficial con base en la distracción con “cortinas de humo” para desviar la atención de los mexicanos en los temas que más laceran su cotidianidad; 3. alinear a todas las instituciones públicas del Estado para evitar perder la elección presidencial de 2024.

En tanto, la crónica de la presunta cooptación del INE continúa con la conformación del Comité de Evaluación para la selección de los nuevos consejeros, en donde prevalecen los perfiles oficialistas, para luego dar paso a los candidatos finalistas y después, decantar a los cuatro ganadores mediante la insaculación o para efectos prácticos un volado.

Un hecho tan relevante se dejará en manos de la suerte y por la ley de probabilidades que se construye por el bloque oficialista en la Cámara de Diputados, serán elegidos cuatro nuevos consejeros proclives a la 4T.

Luego, el asunto volverá a caer en la cancha del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para ser los ministros quienes califiquen la legalidad de todo el proceso de selección de los nuevos consejeros.

Y mientras, el tiempo avanzará rumbo a la elección del Estado de México y los comicios de 2024.

Mencionamos la elección de la entidad mexiquense porque de su desarrollo y resultado dependerán muchas cosas, entre ellas la propia definición del candidato presidencial de Morena y de los opositores.

La gobernabilidad pende de alfileres, debido, también, entre otros factores, al avance del narcoterrorismo y del control de vastos territorios por parte del crimen organizado.

No es exagerado afirmar que llegó el tiempo de que la sociedad civil, la gente, la ciudadanía, el pueblo, se ponga de pie para defender sus derechos fundamentales y a México ante el embate del totalitarismo y del mal gobierno.

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