Veremos qué tan sólido está el bloque opositor en la Cámara de Diputados en la elaboración de la lista final de las cuatro nuevas consejeras del INE y de las cuales surgirá la nueva presidenta del Instituto.
El fiel de la balanza será el PRI ya que, si se mantiene cohesionado con la bancada del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, el bloque oficialista no alcanzará la mayoría calificada que se necesita para aprobar a las consejeras que impulsan Morena y sus rémoras para tomar el control del organismo electoral, empero, si Alejandro Moreno, líder del tricolor, vuelve a las andadas, es decir, traiciona nuevamente a sus aliados, entonces se habrá cumplido el propósito del presidente López Obrador de cooptar al Consejo General del INE mediante el arribo de incondicionales.
Llegó el momento crucial para que se quiten las caretas los diputados federales del PRI, comandados por un traidor por antonomasia y elijan entre la defensa de la democracia o de plano se pliegan a los designios de Alito.
El llamado plan C de la reforma electoral que en este espacio se denunció, desde que se conformó el Comité Técnico de Evaluación con personajes afines al obradorato, ha caminado hasta ahora sin que la oposición en la Cámara baja siquiera pueda meter las manos.
Se les advirtió a Marko Cortés, Alito y Jesús Zambrano sobre el error que cometieron al ser omisos en rechazar a varios integrantes de ese Comité Técnico, a lo que estos “dirigentes” argumentaron que le daban el beneficio de la duda a Morena, PT y PVEM y bueno, el desenlace es de todos conocido, los chamaquearon y ni pío dijeron.
Ahora, ya se prendieron los focos rojos en la oposición que, obligada más por la presión de la sociedad civil que por convicción propia, se apresta a cerrar filas para impedir que el plan C permita al presidente hacerse del control del INE.
Como están las cosas en San Lázaro, seguramente no se alcanzará el acuerdo político que posibilite que Bertha María Alcalde Luján, la hermana de la secretaria del Trabajo, sea nombrada directamente consejera presidenta del INE y con ello se procederá a la insaculación o, para ser más claro, al uso de tómbola para seleccionar a las cuatro nuevas consejeras.
Si no es Bertha, pues será Guadalupe Álvarez Rascón o Zircey Bautista o Guadalupe Taddei Zavala, todas ellas llevan tatuadas en la frente la leyenda “Soy de la 4T”.
El chiste es que las cuatro caminan sin problemas para entrar por la puerta de atrás, al INE y con ello, buscar desmantelarlo para que se vea impedido a organizar los comicios del próximo año.
El destino de la democracia mexicana dependerá de la suerte y no de los legisladores, ya que la tómbola definirá a las ganadoras.
A estos niveles habremos llegado, ya que el respeto al voto, la defensa del INE y, sobre todo, del régimen democrático dependan de un volado y eso si antes, no se vuelven a chamaquear a los dirigentes de los partidos políticos que integran el bloque opositor.
El único partido político que se opuso desde que se aprobó el Comité Evaluador, con afines de Morena, fue Movimiento Ciudadano, de Dante Delgado, dando con ello un ejemplo de cómo debe actuar la oposición en momentos críticos.
Árbol que crece torcido, jamás sus ramas endereza y así, tal como reza la conseja popular, arrancó el proceso para nombrar a los cuatro nuevos consejeros del INE, ya que luego de quedar instalado se abocó a perfilar una lista definitiva conformada no por los perfiles profesionales e independientes más idóneos, sino por familiares de funcionarios de la 4T.
Hasta las respuestas a los exámenes de evaluación se las pasaron a las cuatro féminas y fue en ese momento, cuando la oposición tardíamente empezó a reaccionar para apenas balbucear que ya se perfilaba el caballo de Troya al INE.
Ahora, las áreas jurídicas de los partidos de oposición estudian la posibilidad de meter una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), presidida por la ministra Norma Piña, para que revierta todo el proceso de selección de los nuevos consejeros del INE, en virtud de que ocurrieron vicios de origen, trampas y sobre todo se aplicaron criterios de selección que no estaban contemplados, como el cuatismo o el amiguismo.
Fue un proceso tan desaseado que una integrante de ese Comité Evaluador, Maite Azuela Gómez, emitió un voto particular en contra por tratarse de perfiles ligados al gobierno federal.
“Desde mi punto de vista, las y los aspirantes cercanos a Morena, representan riesgos para garantizar la autonomía del órgano electoral”, advirtió Azuela Gómez.
Veremos en qué acaba está historia que, como se vislumbra, seguramente aterrizará en la SCJN y con ello, el presidente López Obrador volverá hacer otro berrinche marca diablo.