Desde San Lázaro

Gana Delfina, pero…

Ganan Delfina y Claudia porque está visto que, sin importar el nivel de la candidata, puede triunfar cualquiera mientras López Obrador la apoye.

La elección de Estado operada desde Palacio Nacional, tuvo un incipiente éxito con el triunfo de Delfina Gómez en el Estado de México, y con ello se consolida el proyecto político del presidente López Obrador rumbo a las elecciones del próximo año.

De los resultado se desprenden múltiples análisis y se desatan todo tipo de especulaciones en torno a la eventual traición de Alfredo del Mazo al PRI y a su extirpe, aunque hay que ser sinceros, ni con todo el poder y dinero, podría haber hecho mayor cosa para revertir los resultados.

Que si le faltó mayor capacidad a Alejandra del Moral para direccionar su campaña; que hubiera dejado a un lado la soberbia o ajustar el equipo de sus cercanos colaboradores y a sus operadores políticos y mecenas, quienes a la hora de la verdad se quedaron cortos o de plano no cumplieron con los compromisos contraídos.

En cualquiera de los casos, el PRI ha perdido su mejor bastión y si no fuera por la victoria del priista Manolo Jiménez en Coahuila, se hubiera quedado con solo una gubernatura, la de Durango, en alianza con el PAN y el PRD.

Otra derrota para Alejandro Moreno, líder del PRI y principal enterrador del partido que gobernó a México por más de siete décadas.

Réquiem para el tricolor y su militancia, quienes no tuvieron las agallas para desprenderse del parásito mayor que significa Alito.

Para el PAN, fue también una derrota estrepitosa, que obliga a replantear los términos de la coalición con los tricolores y con el PRD, en el entendido que sería mejor quitarse a Marko Cortés y a Alito de encima o incluso ir solos con una nueva dirigencia nacional en los comicios de 2024.

Con la derrota de Alejandra del Moral pierden todos, incluso los mexiquenses que votaron por Delfina, ya que el deterioro en la calidad de vida de ellos, irá en aumento conforme avance la incapacidad del gobierno estatal para frenar la delincuencia, mejorar la economía y la inclusión social y si no me cree, estimado lector, solo es cuestión de tiempo para observar cómo el crimen organizado cobrará sus facturas a costa de la seguridad de los habitantes del Estado de México.

Gana Delfina, pero el presidente López Obrador no está contento porque hubo muchos farsantes que comprometieron el resultado electoral, como Mario Delgado, varios gobernadores y legisladores.

Gana Delfina, pero fueron tales las flagrantes violaciones al marco legal electoral por parte de Morena y rémoras que los tribunales tendrán la última palabra.

Gana Delfina, pero tendrá en contra un Congreso opositor que no se pondrá de alfombra para aguantar el gasto desmedido y el direccionamiento de recursos públicos a los programas de política social del gobierno federal.

Gana Delfina a costa de la paz de los mexiquenses, por el incremento exponencial de los índices delictivos en esa entidad.

Gana Delfina y triunfa Claudia Sheinbaum, porque está visto que, sin importar el nivel de la candidata, puede triunfar cualquiera en las elecciones, mientras AMLO las apoye.

La historia la escriben los vencedores y en esta lógica pasarán a la historia en su real tamaño y dimensión, Alejandra del Moral y su padrino. Una, por haber entregado el bastión más importante del PRI a la oposición; y el otro, por haber fracasado en el intento de dejar en el firmamento de las estrellas políticas mexiquenses el apellido Del Mazo, tal como lo hicieron su abuelo y su padre.

Habrá que esperar unas semanas para observar si le dan un cargo público o una representación diplomática, en virtud de sus trabajos eméritos realizados en favor de AMLO y su proyecto político.

Se espera que de inmediato las corcholatas metan el acelerador para llenarle el ojo al presidente y en este contexto, habrá noticias en el cuartel de Marcelo Ebrard que tiene varios ases bajo la manga para capitalizar la victoria de Delfina Gómez y los muchos yerros que cometieron los mandatarios estatales, que tenían la misión de ampliar la brecha para que el resultado electoral no dejara ninguna duda.

Cuando ganó López Obrador la elección presidencial en 2018, era tal el júbilo entre los mexicanos que todos auguraban mejores tiempos para México, sin embargo, con el paso de los años, en la misma proporción se fueron decepcionando, a grado tal que más de la mitad de esos 30 millones de votos para el tabasqueño, se han diluido como agua entre las manos.

Lo mismo pasa en el Estado de México, con el ánimo al tope de la gente que votó por Delfina Gómez, empero solo será cuestión de tiempo para que prevalezca la desilusión.

Ahora viene lo bueno, la madre de todas las elecciones, la presidencial, nueve gubernaturas y la renovación del Congreso, por lo que las hostilidades entre los partidos políticos y el presidente subirán de tono y la polarización irá en aumento hasta llegar a un callejón sin salida, en detrimento de todos.

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