Desde San Lázaro

Golpe de timón en Acción Nacional

Algunos militantes de Acción Nacional insisten en discutir la dimisión de Marko Cortés y su camarilla, para recobrar el rumbo y los principios ideológicos que dieron vida a los azules.

La reunión cupular del PAN que se celebrará este fin de semana para determinar diversos asuntos, entre ellos, la ponderación del método de selección del candidato presidencial de la coalición Va por México conformada con el PRI y el PRD, además del asunto que ronda en la cabeza de muchos panistas de prosapia sobre ir solos en la elección presidencial, aunque se podría mantener la alianza para disputar el Congreso federal, podría ser el parteaguas que requieren para mantenerse con vida y competitivos en el escenario político nacional.

Lo hemos dicho en este espacio hasta el cansancio, el PRI con el desprestigiado Alejandro Moreno traslada sus negativos a sus aliados políticos.

Es más lo que perderán los blanquiazules con su connivencia con los tricolores y lo que queda del PRD, que los activos que podrían tener.

Por una especie de osmosis, la podredumbre que prevalece en el PRI de Alito, se trasmina a Acción Nacional y esta es una razón suficiente para ponderar con seriedad la conveniencia de mantener la alianza con este partido.

Si bien es cierto que en las elecciones de 2021, en donde los aliancistas le arrebataron a Morena y sus rémoras la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados federal y la victoria en la CDMX, la realidad es que fuera de ello, perdieron casi todas las gubernaturas que estuvieron en disputa y sus porcentajes en las encuestas para la elección presidencial se han estancado.

El PAN está ante una disyuntiva crucial: romper con el PRI y el PRD y consolidar una alianza con el Frente Cívico Nacional para ir con un candidato único rumbo a recobrar la Presidencia de la República, o firmar su debacle al mantener su amasiato con estos dos partidos.

Con estas dos visiones llegan los panistas a su Consejo Extraordinario, aunque algunos militantes insisten en poner en la mesa de la discusión la dimisión de Marko Cortés y su camarilla, para recobrar el rumbo y los principios ideológicos que dieron vida a los azules.

Estoy seguro que sus fundadores como Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Aquiles Elorduy, Luis Calderón Vega y Juan José Páramo Castro, entre otros, se están revolcando en sus tumbas, ante el rumbo que tomó esta franquicia política a partir de la alianza con sus enemigos naturales por antonomasia, el PRI y el PRD, aunque buena parte de la militancia de estos dos partidos políticos migró para dar nacimiento a Morena.

Es verdad, Morena es un híbrido de priistas y perredistas que encontraron camino gracias a que su líder máximo Andrés Manuel López Obrador militó en ambos institutos políticos y a partir de allí dejaron de existir pragmáticamente el PRI y el PRD.

Ahora todavía tienen presencia en algunas entidades federativas, pero con el paso del tiempo perderán sus prerrogativas hasta extinguirse a nivel nacional.

Tricolores y amarillos necesitan más a los azules que estos a aquellos.

Esto todavía no lo entiende Marko Cortés y con esta percepción se dirige rumbo al matadero de 2024.

En los comicios del próximo año, no solo estará en disputa la Presidencia, sino también nueve gubernaturas y la renovación del Congreso federal y, como ya lo dijimos antes, a Acción Nacional solo le conviene mantener la alianza en la lucha de escaños y curules en ambas cámaras legislativas y en algunas entidades en donde habrá elecciones para gobernador.

El espectro político nacional cambia rápidamente y más ahora con la irrupción de Morena que, en un lapso vertiginosamente rápido, a partir de su fundación el 2 de octubre de 2011, es el partido político más fuerte de México y con ello desplazó al PAN a un lejano segundo lugar y buena parte de este nuevo equilibrio político se debe precisamente a los yerros que ha tomado Acción Nacional desde que perdió la presidencia de la República en 2012 a manos del priista Enrique Peña Nieto.

A partir de esa derrota, los panistas perdieron el rumbo y seguirán perfilados hacia la debacle, salvo que haya un golpe de timón el próximo sábado para quitarse los “piojos y garrapatas” que traen cargando y que les han quitado fuerza y lucidez.

Vamos hacia un régimen bipartidista, Morena-PAN y salvo que ocurra un milagro con Movimiento Ciudadano de Dante Delgado en las elecciones del próximo año, se consolidará este nuevo escenario político en el territorio nacional.

Desde luego, el nuevo rol que está asumiendo la sociedad civil activa, agrupada ahora en el Frente Cívico Nacional, podría desencadenar en un nuevo instituto político el próximo año y con ello veremos la nueva conformación del espectro político, ya sin el PRI y el PRD.

Acción Nacional está a tiempo de dar un golpe de timón para recobrar su independencia y rumbo hacia sus postulados fundacionales que le dieron vida y sustento hasta alcanzar el poder, aunque solo les haya durado dos sexenios.

COLUMNAS ANTERIORES

A temblar, Ana Guevara
¡Plata o plomo!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.