Desde San Lázaro

Simulación e ineptitud en Dos Bocas y AIFA

El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un elefante blanco y la refinería de Dos Bocas no ha refinado un solo galón de gasolina.

Dos de los sellos característicos de la gestión del presidente López Obrador son la simulación y la ineptitud, que se reflejan en las obras emblemáticas que inaugura antes de que operen en su totalidad o de plano que solo trabajen para efectos de la fotografía y el recuerdo.

Si bien no sorprende que el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles es un elefante blanco, ya que lo único que ha causado desde su inauguración es un enorme boquete a las finanzas públicas, tanto por la poca rentabilidad que tiene, como las pérdidas millonarias que arroja; lo cierto es que el año pasado generó 132 millones de pesos por venta de bienes y servicios, pero reportó tan solo en gastos de limpieza 163 millones de pesos, ya no digamos otros gastos como sueldos o servicios médicos adquiridos, por lo que en 2022 la terminal aérea estuvo subsidiada por mil 328 millones de pesos.

Esta es la obra que tanto presumió AMLO al preferirla sobre el aeropuerto de Texcoco y que a la postre causó un daño patrimonial por su cancelación del orden de 300 mil millones de pesos, según datos de la Auditoría Superior de la Federación, además del pago a los tenedores de bonos y por supuesto del dinero que llevaba en su construcción y ello, sin considerar los cien mil millones de pesos que costó el AIFA.

Desde el 21 de marzo de 2022, fecha de su inauguración y hasta marzo de este año, el AIFA movilizó un millón 460 mil pasajeros, en abril fueron 205 mil viajeros y 218 mil en mayo, en tanto el Aeropuerto Internacional de la CDMX movilizó a 42.1 millones de pasajeros en 2022, es decir, el promedio mensual de usuarios equivale a 3.5 millones de personas, el doble de lo que movió el AIFA en todo el año.

Como AMLO quiere que su aeropuerto funcione a como dé lugar, ha ordenado ejercer todo tipo de presiones para que las líneas comerciales trasladen sus vuelos a esa terminal aérea, pero ni así funciona a plenitud; vamos, ni siquiera con el traslado de los vuelos de carga se logra revertir las pérdidas de lo que fue un aeropuerto militar.

El tiempo pone a cada quien en su lugar y ahora se observa con total claridad lo erróneo que fue tomar una decisión bajo móviles políticos y de revanchismo, en lugar de hacerlo bajo criterios técnicos.

En la refinería de Dos Bocas la cosa está peor, ya que a pesar de haber sido inaugurada el 1 julio del año pasado, a la fecha no ha refinado un solo galón de gasolina y no solo eso, sino que su costo ya rebasó los 18 mil millones de dólares en su construcción y que, de acuerdo a los expertos, López Obrador no la verá operando en su administración.

A diario se observa a decenas de pipas transportando petróleo a sus instalaciones para en cualquier momento anunciar que ya empezó a refinar, aunque esto no sea cierto.

La refinería de Dos Bocas ha sido otro proyecto fallido del presidente que, al igual que Rocío Nalhe, titular de la Secretaría de Energía, se quedará a la mitad del camino en cuanto a operar al cien por ciento de su capacidad.

Recordemos que las aspiraciones políticas de Nalhe García van en proporción directa a la terminación de Dos Bocas, es decir, si la funcionaria pretendía ser candidata de Morena al gobierno de Veracruz, aunque no sea nativa de esta entidad, necesitaba que la obra bajo su responsabilidad se terminara totalmente y no solo la obra civil, así que ese sueño guajiro ya se frustró, a menos de que hagan lo que acostumbran, y lleven a cabo un evento con todo tipo de fuegos artificiales para promocionar algo que, en la realidad, solo está en la cabeza del jefe del Ejecutivo federal.

Aún no se logra operar todo el complejo industrial, aunque como ya lo dijimos, en los próximos días se exhibirá una muestra del producto refinado merced a la “fábrica de sueños e ilusiones” o al prototipo del dispendio, corrupción y simulación.

En momentos que el mundo se encamina irremediablemente hacia la utilización de las energías limpias, a AMLO se le ocurrió construir una refinería que, si hubiera estado terminada hace un año, como lo prometió, hubiera tenido cierta rentabilidad, pero ahora tan solo es un elefante blanco, y tal vez sea el más costoso de los proyectos populistas que haya emprendido presidente alguno en territorio nacional.

Diversos expertos han señalado que la obra no estará en condiciones operativas y técnicas antes del próximo año, por ello afirmamos que cuando ello ocurra, López Obrador la verá trabajando a cierta capacidad como expresidente.

Para otra colaboración hablaremos del Tren Maya y la corrupción que prevalece, en donde los encargados se han dado un “festín sin parangón” y ello ha trascendido a pesar del manto protector que extiende David Colmenares, titular de la Auditoría Superior de la Federación sobre el gobierno de la 4T, a quien la diputada federal de Morena, Inés Parra, le arrojó ratones de plástico en su cara para reiterar que “destape la cloaca de la corrupción”.

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