Desde San Lázaro

Desaparece el PRI y surgirá un nuevo partido político

El tricolor va de fracaso en fracaso y si no fuera por Miguel Ángel Riquelme y Manolo Jiménez, en estos momentos ese partido ya no gobernaría ninguna entidad por sí solo.

Ante la renuncia de Miguel Ángel Osorio Chong y otros senadores al PRI, se piensa que es un pequeño grupúsculo de inconformes que no afectará el control y poder que tiene Alejandro Moreno sobre ese partido político, empero, la realidad es que esa marea de inconformismo prevalece en muchos militantes tricolores, que son líderes regionales en la mayoría de las entidades federativas y que esa bola de nieve crecerá conforme se diluya el partido político que está en manos de su principal destructor.

Si el criterio del reduccionismo se hubiera aplicado cuando el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, entre otros tricolores, rompieron con el Revolucionario Institucional, en estos momentos no estuviera gobernando Andrés Manuel López Obrador y mucho menos se hubiera constituido el PRD y luego Morena.

De igual manera, ocurre con Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila, Nuvia Mayorga y otros cuadros del PRI, quienes no solo dimitieron al partido de sus amores, sino que se convirtieron en el nuevo recipiendario de la militancia inconforme que, por supuesto, busca otras opciones para cristalizar sus aspiraciones políticas.

Ante la debacle del PRI y su pérdida del registro nacional luego de los comicios del próximo año, seguramente esa marea de huérfanos políticos buscarán afiliarse a otras organizaciones políticas que no sea el PAN y menos Morena, por ello, en tiempos que se abrirán la convocatoria para la creación de nuevos partidos políticos, ya llevará camino andado ‘Congruencia por México’, que es la nueva franquicia política que se gestó tras la renuncia de los senadores.

Muchos priistas de miras cortas y ante la ruptura de Osorio Chong y compañía, refrendaron públicamente su permanencia en el PRI, sin pensar que con ese simple acto de lealtad, avalan la presidencia del líder tricolor, que ha provocado más descalabros electorales en la historia de ese partido, sobre todo, en los procesos electorales para gobernador que él ha dirigido.

Quiero verlos después de los resultados del próximo año, máxime si la candidata o candidato del bloque opositor no gana la Presidencia y el Congreso.

Ahora, muchos de los que se arrastran ante el paso de ‘Alito’, están buscando su venia para apuntarse a una senaduría o una diputación y ya no digamos representar el PRI para competir en una de las nueve gubernaturas que estarán en juego, sin embargo, no se han dado cuenta que sus posibilidades de éxito son muy reducidas.

La única opción es que queden colocados en los primeros lugares para buscar ser representantes populares no por mayoría, sino por representación proporcional, pero bueno, eso es otra historia, ya que esas posiciones están aseguradas para los incondicionales o para los ‘socios’.

Desde el año 2000, con la alternancia en el poder lograda por el PAN con Vicente Fox, el PRI comenzó a decrecer entre los votantes, a tal nivel que ahora es el partido político que más rechazo tiene entre ellos.

Cuando el PRI recupera la presidencia de la República en 2012 con Enrique Peña Nieto, muchos pensaron que vendría otro largo periodo del partido hegemónico por antonomasia, sin embargo, el gusto solo les duró seis años, al irrumpir López Obrador con Morena.

Como se aprecia, el PRI revivió con tanques de oxígeno del 2012 al 2018, pero de inmediato volvió a esa postrera posición que lo lleva a la pérdida de sus prerrogativas a nivel nacional.

El tricolor va de fracaso en fracaso y si no fuera por Miguel Ángel Riquelme, gobernador de Coahuila, y el gobernador electo Manolo Jiménez, en estos momentos este partido ya no gobernaría ninguna entidad por sí solo y ello es gracias a Alejandro Moreno.

Lo hemos dicho en este espacio hasta el cansancio, la alianza opositora le da vida extra al PRI y al PRD, porque por sí solos no alcanzarían el umbral del 3 por ciento de la votación total emitida en las elecciones del 2024.

El bloque opositor se mueve en una línea muy delgada que separa el éxito del precipicio y ello depende, entre otros factores, de la definición de su candidato a la Presidencia y de la lealtad al proyecto de todos los participantes y es aquí cuando surge la gran duda y el temor de que la traición surja en cualquier momento por parte de ‘Amlito’.

Mientras tanto, la aplanadora de Morena se afina todavía más, luego de la victoria en el Estado de México, y salvo que el presidente cometa un error mayúsculo por su soberbia al nominar a Claudia Sheinbaum, la prospectiva señala que mantendrá bajo su égida la presidencia de la República y ello dará pie a una nueva geografía política, en la cual se vislumbra un bipartidismo fuerte con Morena y el PAN y con la presencia de alguno de los nuevos partidos políticos que aparecerán en la arena pública y uno de ellos podría ser ‘Congruencia por México’.

COLUMNAS ANTERIORES

Pausan momentáneamente la reforma al Infonavit
¡Atásquense que hay lodo!

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.