Desde San Lázaro

Alejandro Encinas, del fracaso a la fuga

Acaso será el fuero lo que motivó la renuncia de Alejandro Encinas, por no presentar resultados en la desaparición de 44 mil personas en lo que va del sexenio.

Dejan la chamba botada para seguir ‘mamando’ del presupuesto en el próximo sexenio o para contar con el manto protector del fuero. Tal es el caso de Rocío Nahle y ahora Alejandro Encinas. La primera, dejó sin refinar un barril de combustible en Dos Bocas para buscar la gubernatura de Veracruz; y el subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación dejó botada la investigación sobre Ayotzinapa, a tal nivel que desacreditó al Ejército con sus vericuetos en torno a la acusación contra varios miembros de las Fuerzas Armadas y nunca desmintió la famosa verdad histórica de Murillo Karam.

Enfrentado con los militares, desacreditado ante los padres de los estudiantes desaparecidos y sobre todo, sin credibilidad como defensor de los derechos humanos, Alejandro Encinas sale por la puerta de atrás y carga otra derrota política en su palmarés, luego de perder dos veces la elección para gobernador en el Estado de México.

Se ha quedado acéfala (aunque ya hay un nuevo titular que resultará inoperante) la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa por la salida del responsable de esclarecer este hecho vergonzoso para el Estado y que seguirá “vivo y sin esclarecer”, por lo menos en lo que resta de la actual administración.

Luego de cinco años de múltiples versiones oficialistas en torno al esclarecimiento del caso, solo hay algunos chivos expiatorios en la cárcel y el enojo de los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos, quienes han denunciado la existencia de un velo protector en torno a los militares que participaron en los sucesos criminales de la noche del 26 de septiembre de 2014.

El gobierno trató de sacar raja política de este capítulo en donde se mezclan el asesinato, el narcotráfico y la participación directa de algunos militares, empero, el resultado fue contraproducente y ha enturbiado aún más la investigación, a tal nivel que nadie sabe a ciencia cierta qué tanto se ha esclarecido del acto delictivo.

Acaso será el fuero lo que motivó la renuncia de Encinas, por no presentar resultados en la desaparición de 44 mil personas en lo que va del sexenio.

Encinas tenía la responsabilidad de enarbolar una de las banderas políticas que utilizó el presidente en torno al respeto a los derechos humanos y al esclarecimiento de los sucesos de Ayotzinapa, pero decidió, a poco menos de un año de que concluya este sexenio, dejar solo al presidente con un búmeran que viene de regreso.

Tal como ocurrió con el sucesor de Rocío Nahle en la Secretaría de Energía, pasará lo mismo en Segob con el relevo de Encinas, es decir, la cosa seguirá igual o peor.

Varios miembros de la 4T están convencidos que los cargos que ostentan ahora y su reciclaje en el futuro en la administración pública y puestos de representación popular, son eternos y que seguirán investidos por siempre de esas distinciones.

No reparan que la historia es implacable y que tarde que temprano despacharán otros personajes en esos cargos que ahora les dan impunidad y poder.

Encinas se ha sumado a esa lista de funcionarios de la 4T que en el futuro será llamado por los tribunales para esclarecer sus acciones en torno a diversos asuntos, entre los que destacan precisamente el caso Ayotzinapa y la inaudita cifra de desaparecidos en el periodo en el que fue uno de los responsables de atender estos casos.

El exsecretario de Gobierno de la CDMX se fue sumiendo en las tierras movedizas, en donde se empantanó a tal nivel que era insostenible su permanencia en el cargo, por la evidente molestia de las Fuerzas Armadas que se vieron desacreditadas por las pesquisas emprendidas por Encinas y la Fiscalía General de la República.

La postura final del Grupo de Investigadores Expertos Independientes (GIEI) respecto a las investigaciones emprendidas por el gobierno de López Obrador, fue de frustración al retirarse del país de forma definitiva, tras los continuos desencuentros con la Sedena y el ocultamiento de documentos claves por parte de esta dependencia para determinar la participación de varios de sus elementos en la desaparición de los jóvenes normalistas.

En su mensaje de despedida, Encinas expresa su respeto y agradecimiento a todas las víctimas, familias, movimientos sociales y organizaciones por la confianza depositada en su gestión; en lugar de continuar hasta el final de sexenio y así acompañar al presidente en uno de los tantos temas que quedó a deber.

COLUMNAS ANTERIORES

El autoritarismo con piel de oveja
Se busca fiscal para la CDMX

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.