La derrota del ganador de las encuestas en la CDMX es un fiel reflejo de lo que ocurrirá en la elección del próximo año, porque no se dejaron pasar a los aspirantes más populares y calificados en aras de una supuesta equidad de género, pero que en el fondo fue para justificar la imposición del principal huésped de Palacio Nacional.
El harakiri que se hicieron en la CDMX al desplazar a Omar García Harfuch para darle gusto a los “puros del movimiento” y por supuesto al propio presidente, les saldrá muy costoso en virtud de que esos sectores de la población, me refiero principalmente a la clase media, que apoyaban al extitular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, respaldarán a Santiago Taboada, quien se perfila para ser el candidato del Frente Amplio por México en la capital.
Desde luego, Martí Batres y compañía tienen a su alcance todos los recursos económicos que le dan la posibilidad de ‘aceitar’ a toda la estructura social que tienen en las 16 alcaldías, empero, hay que recordar que el enemigo de Morena y sus rémoras está en la propia casa, además de que los nueve alcaldes de la oposición que gobiernan en igual número de alcaldías no se chupan el dedo y prácticamente desde que ganaron la elección en el 2021, están haciendo un buen trabajo político que les garantiza a buena parte de ellos su reelección y aportar votos para la causa de Taboada.
Se le hizo bolas el engrudo a López Obrador al imponer su capricho en la nominación de los nueve precandidatos, cinco mujeres y cuatro hombres, de los cuales, solo tres podría decirse que tienen altas posibilidades de ganar en los comicios del próximo año.
Veamos la lista de los ‘suspirantes’ del oficialismo y sus posibilidades reales de victoria: en Yucatán apunte una derrota para Huacho Díaz Mena, al igual que en Guanajuato con Alma Alcaraz; por el predominio panista que existe en ambas entidades.
Clara Delgadillo será derrotada en Jalisco por la fuerza que tiene MC en la entidad y porque quedaron muy dolidas las huestes morenistas con el agandalle contra Carlos Lomelí.
Sume otras derrotas para la causa del oficialismo en Veracruz con Rocío Nahle y en Morelos con Margarita González. Por los pésimos resultados de Cuitláhuac y Cuauhtémoc; y como decíamos al principio de esta columna, a Clara Brugada no le bastará el apoyo del gobierno federal y local para triunfar en la CDMX.
En Puebla, luego de la nominación de Alejandro Armenta se dio la fractura de los Mier y ello de suyo, complica el triunfo del senador, quien no solo enfrentará la guerra fratricida, sino también de las dos mujeres que fueron desplazadas de fea forma, como fue el caso en particular de Claudia Rivera.
En las nueve entidades en las que Morena aplicó sus encuestas, únicamente en Morelos y Veracruz ganaron las mujeres a la pregunta definitiva sobre a quién prefieren para encabezar la candidatura al gobierno local y esa diferencia con su más cercano competidor en ambos casos, fue de menos de dos puntos porcentuales.
Las filias y fobias de AMLO han puesto en un brete el proyecto hegemónico de Morena, por lo menos en esas nueve entidades y como se vislumbran las cosas, lo mismo sucederá en las listas que salgan para el Congreso federal, en las cuales predominarán esos personajes que le llenan el ojo al presidente, independientemente de sus números en las encuestas.
El dedazo se suplió con las encuestas y ahora quedó más que demostrado al desplazar a quienes las ganaron, como fue el caso de Omar García Harfuch, Carlos Lomelí en Jalisco y Ricardo Sheffield en Guanajuato.
En la rancia política lo que importa es el poder y no el proyecto, por ello, no dude, estimado lector, que con estas decisiones del oficialismo se ha hecho más grande la barranca que evitaba la polarización.
En momentos que el Frente Amplio por México, conformado por el PAN, PRI y PRD, está cachando a los inconformes del partido en el poder, AMLO se da el lujo de desechar a los mejores perfiles porque simple y sencillamente no son de su gusto.
De igual manera, Movimiento Ciudadano está a la casa de esos desplazados para sumarlos a su causa.
Todo este reequilibrio de fuerzas políticas ha comprometido las posibilidades de que Claudia Sheinbaum gane la elección presidencial, por cuatro factores que tienen que ver con la simulación en las encuestas; la supuesta transmisión del bastón de mando; la polarización en Morena, y el enquistamiento de los ‘puros’ en los principales órganos de control en el partido y en el gobierno de la 4T.