Desde San Lázaro

El INE y el TEPJF, en entredicho

Todo el andamiaje institucional que vela con imparcialidad por los comicios de junio, será, ahora más que nunca, vigilados por los observadores internacionales.

Cuántos ciudadanos se postularán para competir por los más de 20 mil cargos de elección popular que estarán en juego en las elecciones del 2 de junio de este año y cuántos de ellos serán candidatos del crimen organizado porque en varias entidades fueron postulados, está totalmente documentado, por los propios partidos políticos en los pasados comicios estatales y municipales.

Desde luego, no es responsabilidad total del INE blindar la elección contra la penetración de los criminales en los procesos electorales, ya con candidatos propios, ya con apoyos económicos y de movilización o simplemente con amenazas para impedir a la población acudir a las urnas el día de la votación, como ocurrió en Sinaloa, en los pasados comicios en los que se eligió al morenista Rubén Rocha Moya como gobernador. Sin embargo, debe revisar el instituto electoral con lupa la lista de los nominados de todas las fuerzas políticas y dar parte a las fiscalías estatales y federales para que realicen las pesquisas correspondientes en torno a esos sospechosos que podrían tener antecedentes y vínculos con personas de dudosa reputación.

Ante la presencia de las elecciones más concurridas de la historia, el INE marcha a paso de tortuga para tener a punto su maquinaria electoral que permita llevar a cabo los comicios con pulcritud y profesionalismo en aras de fortalecer la incipiente democracia.

A cuatro meses y medio de la cita con las urnas, apenas este instituto apoyado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), está destrabando los nombramientos del titular de la Secretaría Ejecutiva y de varios directores de las áreas que estaban acéfalas y que son vitales para el buen desarrollo de las elecciones, sorteando con ello las diferencias evidentes que existen entre los consejeros del INE y que ponen en entredicho su gobernabilidad interna.

El árbitro de la contienda electoral carga con la desconfianza generalizada por el sesgo partidista a favor del oficialismo que prevalece en varios consejeros, entre ellos, el de la presidenta de ese organismo, Guadalupe Taddei, y a ello hay que agregar que van desfasados en la ruta crítica que deben seguir para llegar al día de la elección con toda la logística a tope para la instalación de las casillas y el conteo de votos que debe dar los resultados preliminares con toda objetividad la misma noche del 2 de junio.

Desde ahora diremos que la elección presidencial y de varias entidades federativas, así como innumerables distritos en donde estarán en juego las diputaciones federales y las del Senado, se definirán en los tribunales electorales federal y estatales; y qué cree, estimado lector, también en el TEPJF persisten las diferencias entre los magistrados y la misma presidenta, Mónica Soto, es parte de ese eje legislativo electoral alineado al oficialismo.

Entonces, como se aprecia, salvo que haya una votación desbordada en favor de Xóchitl Gálvez con una diferencia de dos dígitos porcentuales, el obradorato tiene todo preparado para impedir que haya alternancia en el poder.

El juez, el VAR y todo el andamiaje institucional que vela con imparcialidad los comicios de junio, serán, ahora más que nunca, vigilados por los observadores internacionales que, precisamente, se convertirán en valiosos testigos de las elecciones mexicanas.

Se ha dicho hasta el cansancio que será en la arena legislativa donde se realizará la madre de todas las contiendas electorales, en la conformación de la LXVI Legislatura Federal en las cámaras de Diputados y Senadores, ya que si la mayoría es del mismo bloque de la candidata ganadora, pues en menudo lío estaría metido el país por los próximos seis años, porque sin contrapesos legislativos al Poder Ejecutivo, continuarán los coletazos del autoritarismo.

Marko Cortés y los daños colaterales al PAN

La publicación de la lista de candidatos del PRI y aliados para competir por las senadurías y las diputaciones federales en Coahuila, está conformada principalmente por miembros de ese partido, dejando a un lado a los suspirantes panistas que podrían haber tenido alguna nimia posibilidad de triunfo en los comicios del 2 de junio. Con ello, los azules de esa entidad siguen pagando las consecuencias de la falta de oficio político de Marko Cortés, que no solo dejará a su partido sin legisladores en la próxima legislatura, sino que también le restará votos a Xóchitl Gálvez.

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