La comparecencia de María del Rosario Piedra Ibarra ante la Comisión Permanente del Congreso, para dar a conocer su Informe de Actividades del más reciente año de su gestión, se constituyó como un paredón de fusilamiento, encabezado por los legisladores de oposición, ante la complicidad con el poder y el abandono a los ciudadanos que han sido pisoteados por el gobierno de López Obrador en sus derechos fundamentales.
Así como la luchadora social Rosario Ibarra de Piedra, madre de la actual titular de la CNDH, es reconocida por propios y extraños como una defensora de los derechos humanos, también es una gran verdad que su hija resultó un fracaso por su connivencia con el gobierno de la 4T, dejando a un lado a los migrantes, a las madres buscadoras, a los periodistas y defensores de derechos humanos, amén de que ha guardado un ominoso silencio ante la militarización.
Cierto, como le restregaron los diputados y senadores de oposición, Piedra será recordada por su incompetencia y su complicidad con el poder.
Más allá de las filias y fobias de los legisladores, diremos que ha sido un factor determinante de su gestión, la renuncia en dos ocasiones de los integrantes del Consejo Consultivo de la CNDH.
Desde su dudoso proceso en donde fue electa Piedra, se han sucedido, una a otra, una serie de omisiones y despropósitos de su gestión que han convertido a la CNDH en un elefante blanco que está como florero en la sala sangrienta de los excesos del poder público.
Se escuda en la historia que dio pie al nacimiento de la CNDH, en lugar de ponderar con objetividad su gestión, más allá de sus querencias al proyecto de López Obrador.
Ante la peor crisis contra periodistas no levantó la voz, no se solidarizó con las víctimas de la violencia ni con los pacientes que padecen del desabasto de medicamentos y menos ha actuado en la crisis humanitaria que padecen los migrantes.
Piedra no acompaña a las madres buscadoras. Ni ha estado de parte de las víctimas, sino a favor del presidente.
Con el desgastado discurso de la izquierda voraz y ramplona, pretendió escudar su incompetencia y complicidad con el poder.
Ante las denuncias de diversos organismos internacionales defensores de los derechos humanos, Piedra se escuda en los mismos argumentos que todas las mañanas se emiten desde Palacio Nacional, que intentan justificar la incompetencia con la invención de “molinos de viento”
Es una realidad el encubrimiento al gobierno por parte de la CNDH, en lugar de cumplir con su responsabilidad de velar por los derechos humanos de todos los mexicanos.
Ante la desaparición de una persona cada hora en México, qué hace el organismo que tiene por obligación exigir al poder público, soluciones y respuestas inmediatas para evitar que se transgredan los derechos humanos de las víctimas y sus familiares.
Hay un abandono a las personas desplazadas que son del orden —en los últimos cinco años— de 400 mil personas y la CNDH guarda silencio.
Han sido asesinados en lo que va del sexenio, más de 100 defensores de derechos humanos y los ataques contra periodistas no tienen antecedente alguno en México.
La violencia y la impunidad se enquistan y representan un cáncer social que ya hizo metástasis en buena parte del territorio nacional.
La ONU recomendó abandonar la militarización y cuál fue la postura de la CNDH, simplemente volteó la vista hacia el lado opuesto, ignorando con ello el reclamo internacional.
Más allá de las cifras maquilladas, se requiere hacer frente a las sistemáticas violaciones de los derechos humanos que lleva a cabo el actual gobierno federal.
El legislador Iván Arturo Rivera advirtió que se enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes, y la violencia y la inseguridad están en niveles inéditos.
“El principal transgresor es el gobierno de México, por la visión autoritaria del titular del Ejecutivo, con su desprecio a los derechos humanos”, advirtió Rivera.
El disparo de las cifras de fallecidos en los últimos cinco años, presentan picos que dan cuenta de más un millón y medio de defunciones por encima del promedio anual, por la pésima gestión en el combate a la pandemia por Covid, la violencia, la destrucción del sistema de salud, entre otros desaciertos gubernamentales.
Llamó la atención que en el informe de la titular de la CNDH, se haya omitido algún comentario en torno al discurso de odio que a diario pronuncia el principal huésped de Palacio Nacional.
En resumen, a decir de las víctimas, de los senadores y diputados del bloque opositor, la CNDH está alineada con el poder público y desdeña a las víctimas.