De acuerdo al Diccionario Electoral del INEP, la partidocracia, señala Pasquino, es la preeminencia de los partidos en todos los sectores: políticos, económicos y sociales; es un esfuerzo constante de los partidos por penetrar nuevos y cada vez más amplios ámbitos que culmina en un control completo sobre toda la sociedad. Los partidos burocratizados se convierten en un instrumento de conservación y no de transformación de la sociedad, que pretenden canalizar todo por el cauce de la política institucional partidaria, de no dejar espacios a la sociedad civil, a las verdaderas necesidades de las masas; lleva al poder a un grupo de políticos que se autorecluta y se automantiene, que vive de la política y no para la política.
Bueno, pues esto es exactamente lo que están haciendo los tres enanos de tapanco que mal dirigen el PAN, PRI y PRD, exacto, estamos hablando de Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, quienes tienen secuestrado al bloque opositor y a la misma candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, porque sus márgenes de maniobra en cuanto a la propuesta de selección de candidatos, están muy acotados por los intereses mezquinos de estos.
Y no solo eso, sino que ya se apropiaron de los partidos que dirigen, ya que cualquier brote disidente, lo erradican de tajo al mantener una permanente exclusión que obliga a renunciar a los inconformes, o de plano expulsarlos de las filas en donde militan.
Si bien es cierto que a nadie sorprendió el reparto del pastel que hicieron Marko, ‘Alito’ y Zambrano para ellos y sus compinches, en torno a la distribución de las candidaturas plurinominales para el Senado y la Cámara de Diputados, la realidad es que con este agandalle, no solo se diluyen las esperanzas de que Xóchitl gane la presidencia de la República, sino incluso, tengan mayoría en el Congreso federal.
Los representantes populares que llegan al Congreso sin necesidad de ganar una elección, deben tener, por lo menos, algunas cualidades en el ámbito legislativo, amén de gozar de las simpatías del electorado, sin embargo, estos tres pigmeos de la política podrán decir misa, pero seguramente en una elección directa no ganan ni en su colonia.
Por eso y como dueños del sartén, se ubicaron en situaciones privilegiadas en las listas de plurinominales para así llegar sin despeinarse a seguir “mamando de la ubre” a costa de todos los mexicanos.
Y no solo eso, sino que colocaron a sus más cercanos en la Cámara de Diputados federal.
En momentos que se requiere una oposición responsable y cercana a las demandas más sentidas de la población, las dirigencias nacionales de los azules, tricolores y amarillos, mandan mensajes de que les vale un cacahuate el malestar que prevalece entre la población, al nominar a impresentables como próximos legisladores de esos partidos.
La promesa de seleccionar a nuevos cuadros políticos de oposición con candidatos provenientes de la sociedad civil, se la pasaron por el arco del triunfo en detrimento del proyecto político que representa Xóchitl Gálvez.
La enorme piedra que trae cargando en sus espaldas la hidalguense no la deja perfilarse como una candidata presidencial competitiva, al contrario, tiene que cargar con el lastre y el desprestigio de los tres enanos de tapanco.
El objetivo de estos personajes es no soltar “la chichi que les da de comer”, así tengan que cargar con la eventual desaparición de los institutos políticos que dirigen, tal como apunta el PRD y el PRI en varias entidades del país.
Lo hemos dicho hasta el cansancio en este espacio, ante el peor gobierno, tenemos la peor oposición, que de no ser por la irrupción de Xóchitl Gálvez, en estos momentos tendrían sus días contados.
Veamos un par de ejemplos de impresentables que conforman las listas plurinominales del PAN y PRI.
Por parte del PAN, va David Alejandro Cortés Mendoza, hermano de Marko a la Cámara de Diputados y el sobrino de Alejandro Moreno, Cristian Castro Bello, será diputado plurinominal y bueno, la partidocracia de oposición se puso magnánima con varios de sus legisladores para chapulinear entre una cámara y su colegisladora; y otros, tendrán incluso su tercera reelección.
Julieta Guevara considera que “la partidocracia es una forma evolutiva de la democracia que anula sus características esenciales y que se origina en las tendencias oligárquicas que todas las organizaciones, entre ellas los propios partidos políticos, desencadenan en su búsqueda de disciplina interna, necesaria para el cumplimiento de sus objetivos”. Sus instrumentos son el financiamiento público y las prerrogativas de los partidos que refuerzan su burocratización, así como la atribución de cargos en amplios sectores de la sociedad, con base en criterios predominantemente de afiliación partidista, por encima de los criterios de competencia y profesionalidad.
Si nos quejamos de la pretensión de AMLO por imponer una dictadura, en la oposición no cantan mal las rancheras, ya que los enanos de tapanco mantienen el totalitarismo a rajatabla en los partidos políticos que sienten de su propiedad.