Desde San Lázaro

La rifa del tigre

El entramado institucional que implementó el presidente en su administración resultó inoperante, al adelgazar el aparato público con una supuesta austeridad franciscana.

A poco menos de siete meses que acabe este sexenio, se esperaba, por lo menos para los oficialistas, que algunos de los indicadores macroeconómicos arrojarán mejores cifras como la creación de empleos formales, el crecimiento del PIB o la disminución del pago de intereses por la deuda pública, sin embargo, todos estos rubros presentan una contracción relevante que se recrudecerá con la entrega de la estafeta a la próxima presidenta.

El principal problema que se vive en el país es la inseguridad y la violencia, así como la pérdida a manos de los grupos criminales de vastas regiones del territorio nacional y fuera de los falsos indicadores sobre el tema que se presentan en Palacio Nacional, el gobierno ha sido rebasado por la cruda realidad que no se puede tapar con un dedo.

Las cifras oficiales reportan que en el periodo del 1 de diciembre de 2018 a diciembre de 2023, ocurrieron 171 mil 85 asesinatos, a esa cifra negra habrá que sumarle los ocurridos en este año y que son del orden de más de 9 mil, y si a esto le agregamos los cientos de desplazados y la instauración del narcogobierno en varias entidades federativas como Guerrero, pues en menudo lío estamos y más los candidatos de la 4T, que en lugar de reconocer el problema, esbozan otra realidad que solo existe en sus delirios.

Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y el INEGI, con AMLO se han reportado un promedio diario de 95 homicidios dolosos, lo que significa que cada 15 minutos una persona es privada de la vida.

Por otro lado, la creación de empleos formales se desaceleró en febrero y reportó su menor dinamismo en casi tres años, con la creación de 156 mil 403 plazas en febrero, la menor cifra desde 2021.

El crecimiento del PIB con López Obrador será el más bajo de los últimos 30 años, ya que tan solo crecerá —en un escenario optimista— un 0.7 por ciento.

El déficit público —la diferencia entre gastos e ingresos públicos— alcanzó su cifra más negativa en el primer mes de este año, al dispararse en 385 por ciento, merced a que el gasto creció 21.3 por ciento, mientras que el aumento de los ingresos fue apenas de 0.8 por ciento.

Presumen al superpeso, aunque ello represente el incremento en el pago de altísimos intereses por parte del gobierno y que, dependiendo de diversos indicadores de la economía de Estados Unidos, se caerá en la cuenta que está sostenido por alfileres.

Pemex, el otrora orgullo del populismo está en quiebra técnica, no obstante el rescate financiero que ha hecho el gobierno de López Obrador por 1.5 billones de pesos y la condonación de cargas impositivas; el desplome en la producción a un millón 588 mil barriles por día, la más baja de los últimos 13 años, es solo un reflejo de la incapacidad de Octavio Romero, director de la petrolera, que ha mentido al declarar que se alcanzaría la soberanía energética en este sexenio, cuando en la realidad, el sistema de refinerías es obsoleto, por decirlo de manera elegante y la nueva refinería de Dos Bocas, todavía no refina nada, no obstante haber sido inaugurada hace casi dos años y que a la fecha se han gastado más de 18 mil millones de dólares.

Los adeudos con proveedores de la empresa productiva del Estado subieron 68 por ciento y se consolida como la petrolera más endeudada del mundo.

Entre 2019 y 2023 la pérdida acumulada de Petróleos Mexicanos creó un boquete de un billón 739 mil millones de pesos en las finanzas públicas del país y este con otros datos dan la razón a Moody’s, al degradar su calificación crediticia.

Los gastos operativos de Pemex se duplicaron entre 2021 y 2023, y en el primer mes de este año los ingresos registraron una caída de más de 20 mil millones de pesos con relación al mismo mes del año pasado.

El desabasto de medicamentos y el colapso del sistema de salud, en donde la carencia de vacunas dejó a 316 mil menores sin ellas; la crisis hídrica y ambiental son otros graves problemas que enfrentará con toda crueldad la próxima jefa del Ejecutivo federal, como una herencia maldita de la autollamada 4T.

La que sea, ya sea Claudia o Xóchitl, se sacará la rifa del tigre al ganar la Presidencia de la República.

El entramado institucional que implementó el presidente en su administración resultó inoperante, al adelgazar el aparato público con una supuesta austeridad franciscana, que no fue otra cosa que tirar el dinero público en las obras faraónicas y fondear los programas de política asistencial que buena parte de ellos carecen de las reglas de operación básicas, para evitar la corrupción; y además, la mayoría de los miembros de su gabinete son unos ilustres desconocidos y los que sobresalen, es por su mayor ineptitud.

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