En la medida que se ha incrementado el presupuesto en la construcción y operación de la refinería de Dos Bocas, también se conocen más propiedades de Rocío Nahle, responsable de echar a andar esa ocurrencia del Presidente y que, hasta el día de hoy, se ha convertido en un nido de corrupción y de dispendio de recursos públicos.
La semana pasada el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, volvió a mentir sobre el costo de la obra que a la fecha tiene y que, no obstante las promesas presidenciales de que desde hace dos años empezaría a refinar combustibles, lo cierto es que todavía tendremos que esperar varios meses más para que trabaje a medio gas.
Este elefante blanco ha servido, entre otras cosas, para el enriquecimiento de Rocío Nahle y proveedores de la refinería, quienes por adjudicaciones directas han hecho pingües negocios y que varios de ellos están identificados por la Auditoría Superior de la Federación, a pesar de su titular, David Colmenares.
De hecho, la ASF, en su tercera entrega de la Cuenta Pública 2022, detectó inconsistencias en el desarrollo de contratos relacionados con la refinería Olmeca en Dos Bocas, por 110.6 millones de pesos. La petrolera realizó pagos en excesos por distintas obras y por incumplimiento de contratos.
De acuerdo con información de El Universal, a la fecha, la refinería de AMLO ha costado 18 mil 938 millones de dólares, 2 mil 122 millones más de lo reportado por el ingeniero agrónomo y que cobra como director general de Pemex; sin embargo, para algunos expertos, el costo actual debe rondar, por lo menos, por arriba de los 20 mil millones de dólares.
Lo patético y grave del asunto es que en un país que padece serias carencias por la falta de recursos públicos para, por ejemplo, paliar la inseguridad pública o remediar el desabasto de medicamentos, se da el lujo de derrochar el dinero en aras de cristalizar las ocurrencias del jefe del Ejecutivo federal.
Si consideramos que el presupuesto original de Dos Bocas era de 8 mil 900 millones de dólares, pues resulta un monumento a la ineficacia este derroche de recursos públicos que provienen de los impuestos de todos los mexicanos y de la deuda pública contraída por AMLO.
De la mentira presidencial de que se alcanzaría la soberanía energética en su sexenio, pasamos a que “pronto empezará a refinar Dos Bocas, porque no son cacahuates”.
En un régimen auténticamente democrático que se sustenta en la división de poderes, ya estarían siendo procesados los culpables de este daño patrimonial a la nación. Sin embargo, tanto el Poder Legislativo, conformado en su mayoría por los legisladores de Morena, PT y PVEM, como diversos organismos que se supone deberían actuar con autonomía como la Fiscalía General de la República, han sido omisos para procesar los eventuales delitos que subyacen en los sobrecostos de la megaobra.
El mismo diario citado, en otra información asegura que Rocío Nahle ha amasado en cinco años, una fortuna inmobiliaria que a decir de especialistas hay suficientes elementos para abrir investigaciones sobre un presunto enriquecimiento ilícito.
Nahle ha sido premiada por el presidente con la candidatura para disputar la gubernatura de Veracruz, aunque ella sea nativa de Zacatecas, pero eso qué importa.
Los veracruzanos tendrán la última palabra en torno al destino de la zacatecana, ya sea como su gobernadora o a iniciar el periplo que la pondrá ante la justicia.
A poco menos de cinco meses de que termine la administración de AMLO, se confirma que sus tres obras insignia, Dos Bocas, Tren Maya y el AIFA, requerirán para siquiera llegar a su punto de equilibrio, es decir, donde se nivelan los egresos con los ingresos, por lo menos seis años más, si es que no quiebran antes.
La refinería de Dos Bocas no ha refinado ni un litro de combustible, pero ya dejó, durante su proceso de construcción, nuevos ricos con recursos públicos mal habidos.
El 1 de julio de 2022 nos amanecimos con la noticia sobre la inauguración de la refinería y ya vamos para dos años y lo único que ha refinado son “las uñas de los asaltantes de cuello blanco”.
No me quiero imaginar qué pasaría si ganara Xóchitl Gálvez la presidencia de la República con la corrupción que ha prevalecido en Dos Bocas; de lo que sí estoy seguro es que tarde que temprano se descubrirán plenamente las fechorías de los nuevos ricos de la 4T.