El éxito alcanzado en el Gran Premio Fórmula 1 de México, ratifica la apuesta que debe hacer tanto el gobierno como el sector empresarial a la actividad turística con este tipo de eventos que significan un gran respiro, en este caso para la CDMX, como a los propios prestadores de servicios turísticos que viven con ello, una de las mejores temporadas del año.
La difusión mundial de la carrera de autos ha mandado una imagen poderosa de que en México no sólo hay noticias de inseguridad y de retroceso económico; sin embargo, las acciones que ha emprendido el presidente López Obrador en torno al turismo han provocado que, como fichas de dominó, se desplomen los macroindicadores del sector, a grado tal que ya se padecen sus efectos.
Las inversiones, por ejemplo, se reducirán en 50 por ciento en relación a los últimos ocho años, de acuerdo a lo expresado por Pablo Azcárraga, presidente del Consejo Nacional Empresarial Turístico. En ese periodo las inversiones fueron de 90 mil millones de dólares y ahora apenas serán de cinco mil millones de la divisa verde.
A la disminución del volumen de turistas, baja del gasto medio, la caída del PIB turístico y el desplome en las utilidades de las empresas del sector con el consecuente cierre de plazas laborales y merma en el pago de impuestos, se suma que las perspectivas de crecimiento de este sector, lamentablemente, serán negativas.
Cierto, el entorno internacional presenta algunos contratiempos, pero han sido las decisiones tomadas por el gobierno de la 4T, como la cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, la extinción del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) y la reducción casi al 50 por ciento del presupuesto de Sectur para 2020, las que han provocado el desplome del turismo, que representaba la tercera fuente de divisas del país.
Sin presencia internacional de México en las ferias mundiales de turismo y con un incompetente secretario del ramo, como Miguel Torruco, este sexenio será recordado por haberle dado la puntilla a la también llamada industria sin chimeneas.
Desde que llegó López Obrador a la presidencia y Claudia Sheinbaum a la jefatura del Gobierno capitalino, se dedicaron a criticar el gasto invertido por el CPTM en el premio de Fórmula 1 de México. De hecho, esa fue una de las justificaciones para desaparecer a ese organismo; sin embargo, ahora que ya se dieron cuenta de lo que significa que nuestro país sea sede de un evento de esa envergadura, pues ni tardo ni perezosos a montarse en el éxito que construyeron otros, como Carlos Slim Helú.
Ahora que en los hechos ya se demostró que este evento y otros, como el partido del 18 de noviembre de la NFL en el Estadio Azteca, significan un extraordinario escaparate para el país, su gobierno y los empresarios, ante el mundo, pues no hay que regatearle apoyo oficial a los organizadores.