Desde San Lázaro

Cerco de paz, invento antinatura

Más allá de ponderar si el cerco de la paz funcionó durante la marcha del 2 de octubre, debemos centrar la atención en el nivel de polarización social que existe en el país.

El cinturón de paz que se desplegó para contener a los manifestantes en sus intenciones de vandalizar es un despropósito que ya de origen nació en el fracaso, ya que no existe un marco legal que le de sustento a su actuación, además de carecer de los protocolos correspondientes ante hechos de violencia.

Cuando se atiende a dos amos, con uno se queda mal, nunca se sale bien librado y eso es lo que le ocurre a AMLO y sus huestes, ya que por muchos años fueron aliados de los grupos antistémicos que agobiaron al Estado con marchas, movilizaciones e incluso atentados, y ahora cuando están en el poder, se ubican en el peor de los mundos ya que por un lado tiene que imponer el Estado de derecho y el imperio de la ley ante los revoltosos, pero no pueden hacerlo porque ellos representan lo que les dio fuerza y destino.

Por eso inventaron la 'genial idea' de los cercos de paz, que no son otra cosa más que una manera de darle vuelta a la ley y evadir sus responsabilidades.

Más allá de ponderar si el cerco de la paz funcionó durante la marcha conmemorativa del 51 aniversario de la matanza del 2 de octubre de 1968, debemos centrar la atención en el nivel de polarización social que existe en el país, agudizado cada vez más por el mismo presidente López Obrador.

Los ánimos están caldeados entre los 'amlovers' y los detractores que como la espuma crecen día con día, este factor aunado al incremento de la criminalidad en el país, en particular contra las mujeres, agudiza el malestar social no solo de este sector, sino en general de la mayoría de los ciudadanos.

En la capital del país, la desatención de los derechos fundamentales de las mujeres tienen a las féminas irritadas y no dejaron pasar la fecha del 2 de octubre para exteriorizarlas.

Ese malestar que surge de la impotencia de ser víctimas de la delincuencia y del crimen organizado ha escalado a movimientos sociales que ya tienen alcances nacionales y manifestaciones locales muy identificadas como es el caso de Veracruz y de la capital del país.

Los grupos anarquistas, embozados y violentos, son harina de otro costal y por ende requieren una vigilancia especial de los sistemas de inteligencia del Estado, tanto por sus causas, objetivos y financiamiento.

Dice López Obrador y replica hasta el cansancio Claudia Sheinbaum, que sus gobiernos no son represores y por ello en lugar de mantener el orden público con las fuerzas policiacas y conforme a lo que establece la ley, optaron por un 'novedoso sistema de contención' que de ninguna manera tuvo por qué conformarse y menos con burócratas que fueron llevados contra su voluntad a cumplir la función de gendarmes.

López Obrador tiene que mantener el orden constitucional, aún por encima de sus filias y fobias y es su obligación proteger a la sociedad y sus bienes ante hechos vandálicos.

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