Desde San Lázaro

Las mañaneras sin mentiras pierden su razón de ser

Cualquier tema fuera de las elecciones intermedias es tangencial para López Obrador y solo se comenta cuando se ve la posibilidad de usarlo para fines electoreros.

La aseveración es contundente pero real, de acuerdo al registro pormenorizado de las aseveraciones que hace el presidente todas las mañanas, buena parte de ellas son falacias o en el mejor de los casos hechos que no pueden demostrar su veracidad.

Al corte de su conferencia 500, el 24 de noviembre del año pasado, y de acuerdo al especialista Luis Estrada, se han registrado 37 mil afirmaciones falsas o que no se pueden comprobar, esta cifra es alarmante y en cualquier actividad humana estaríamos hablando de una persona que carece de toda credibilidad.

Ahora que lamentablemente se enfermó el presidente -por supuesto deseamos su total recuperación- pues ocurre un galimatías de retos colosales, ya que la suplente, la bateadora emergente, la señora Olga Sánchez Cordero, titular de la Segob, tendrá que hacer malabares para, por un lado, marcar la agenda del día, y por otro, distraer la atención de los problemas acuciantes para el país y en donde el gobierno no ha hecho gran cosa para solucionarlos como son la crisis médica y sanitaria; la debacle económica, la inseguridad pública, la corrupción y la opacidad, tan solo por mencionar algunos de los aspectos que seguramente inciden en el tema de la gobernabilidad.

El reto para la exministra de la SCJN es enorme, en virtud de que su perfil profesional no tiene que ver con la mentira y la simulación.

Tan solo el en el tema del tratamiento de la crisis derivada de la pandemia por el Covid-19, el presidente López Obrador ha dicho en innumerables ocasiones que ya se domó la curva y que ya vamos saliendo del problema, cuando en la realidad y de acuerdo a las cifras oficiales, las muertes van en ascenso vertiginoso al rondar dos mil diarias.

El tratar de soslayar la peligrosidad del coronavirus, argumentando que con las estampitas milagrosas se puede evitar el contagio o peor aún, el no acatar la recomendación más importante, el uso del cubrebocas, tuvieron un alto impacto social que, sin duda, incidieron en que hubiera más contagios y defunciones.

Hay de mentiras a mentiras, unas son para engañar a ingenuos, otras pueden causar consecuencias desastrosas.

En otro argumento de esos que hace el presidente a la ligera aseveró que "No mentir, no robar y no traicionar ayuda mucho para que no dé coronavirus".

El presidente Andrés Manuel López Obrador se contagió como consecuencia de haber minimizado los riesgos de la pandemia y de los descuidos en los que ha incurrido al negarse de manera sistemática a usar el cubrebocas, afirmó la coordinadora del PRD en la Cámara de Diputados, Verónica Juárez Piña.

"El Presidente ha sido irresponsable desde el principio de la pandemia, no sólo por llamar a la gente a no quedarse en casa, a darse abrazos y haber recortado los recursos para el sector salud, sino porque de manera absurda se ha negado a usar cubrebocas, cuando está demostrado que esta medida disminuye los riesgos de contagio", señaló la legisladora.

Regresando al tema de las mañaneras, ¿tendrá algún caso que la secretaria de Gobernación las encabece o continúe haciéndolas, o algún otro funcionario como Marcelo Ebrard? En mi opinión no tienen ninguna razón de ser, toda vez que éstas se diseñaron para que el presidente pudiera contar su verdad ante los "insidiosos argumentos de los conservadores" o lo que es lo mismo, tratar de tapar el sol con un dedo o de plano soltar cortinas de humo para distraer al respetable.

Mientras AMLO no cambie sus prioridades, poca cosa se podrá presumir.

Las elecciones intermedias, en donde se renovará la Cámara baja y 15 gubernaturas, mantienen la prioridad del presidente, lo demás es tangencial y solo se habla de ello, como la misma pandemia, cuando ve la posibilidad de usarla para fines electoreros.

COLUMNAS ANTERIORES

De presunto delincuente a prócer de la 4T
Robo a las pensiones de los trabajadores

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.