Desde San Lázaro

Marcha contra autoritarismo e ineptitud

La sociedad mexicana está despertando ante la injusticia, incompetencia, manipulación y la pretensión de instaurar regímenes totalitarios en nuestro país.

Unos, acarreados con torta y refresco en mano; otros, libres y comprometidos con la democracia y el respeto al Estado de derecho, ese es el contraste en dos eventos contrarios y animados por la polarización fomentada por el presidente de la República.

El 'festejo' por el primer año de gobierno implicó contratar todo lo relativo para que el Zócalo luciera como en sus mejores días. Con el dinero de todos los mexicanos se contrató a la Sonora Santanera y se pagó a cientos de acarreados provenientes de los estados en donde gobierna Morena.

Del otro lado, marcharon miles de ciudadanos que sin más estímulo que su amor por México y la preocupación por que se instaure en México otra dictadura como ya ocurre en otras latitudes de América Latina, protestaron de forma pacífica y voluntaria.

Los catalogados por López Obrador como fifís y conservadores se agruparon del lado de los 'contras' al régimen, esos que ahora son estigmatizados por trabajar, generar empleos, estudiar y ser mestizos.

Las consignas no eran como las del otro lado, en donde se lanzan arengas de odio y violencia, de este lado eran, en su mayoría un recordatorio de todos los despropósitos y datos duros del gobierno de la 4T, quien ha sido un total fracaso a la hora de gobernar.

Con cero crecimiento económico y con los índices de criminalidad más altos de los últimos 50 años, se presenta el gobierno de izquierda que pretendió ser diferente a sus antecesores y cierto lo cumplió, ahora estamos peor.

Estos son algunos de los principales yerros del gobierno de AMLO, en donde se ocupó más de consolidar su poder rumbo a su reelección, desmantelando y cooptando los contrapesos, que en mejorar las condiciones de vida en el país.

De manera cronológica diremos que la primera gran decisión errónea del tabasqueño fue cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco, creando un enorme boquete con ello en las finanzas públicas y en la destrucción de la confianza de los inversionistas en el país.

Le siguió la guerra contra el huachicoleo que fue una invención presidencial para ocultar el desabasto de combustibles.

La escasez de medicamentos en hospitales públicos ha sido criminal, no solo por el efecto en miles de pacientes, sino por dejar sin esperanza de vida a pacientes con enfermedades terminales.

Quita el dinero del pueblo a ciencia tecnología y deporte, además de los programas sociales, para aumentar su ejército electoral rumbo a la revocación de mandato.

Entregar la educación a la CNTE y a normalistas secuestradores es otro estigma del gobierno de la 4T.

La capitulación ante los cárteles de la droga es otra ominosa señal de la incompetencia y complicidad.

El asesinato de niños y mujeres de la familia LeBarón no solo mereció la condena nacional, sino que abrió la puerta del país, para que irrumpa con afanes intervencionistas Donald Trump.

Santa Lucía, Dos Bocas y el tren maya son proyectos que nacerán muertos.

La sociedad mexicana está despertando ante la injusticia, incompetencia, manipulación y la pretensión de instaurar regímenes totalitarios en nuestro país.

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