Desde San Lázaro

Morena vs. Morena

La rebelión morenista está gestando una corriente que bien podría incluso oponerse a las decisiones cupulares que está tomando el presidente y líder moral de Morena.

Las pésimas decisiones que están tomando para elegir a los candidatos de Morena para disputar 15 gubernaturas, son solo la punta del iceberg que pone en evidencia la falta de convicciones, ideología y mística, además claro de disciplina y unidad que debe prevalecer en el seno de un partido político.

Como se sabe el partido en poder es un híbrido conformado principalmente por expriistas y experredistas que incluso ahora muchos de ellos ocupan puestos claves y solo buscan seguir mamando del presupuesto con un cargo de elección popular, o por lo menos estar en la nómina de Morena o ya de perdida hacer negocios al amparo de los cuates.

Si alguien se muestra sorprendido por las inconformidades de aquellos que no resultaron ungidos por las encuestas 'patito' que se hacen a modo del principal huésped de Palacio Nacional, pues definitivamente es un iluso, por decir lo menos.

Los precandidatos inconformes presentaron impugnaciones en contra de las resoluciones del Comité Ejecutivo Nacional de Morena sobre los candidatos a gubernaturas y la convocatoria para elegir a los que contenderán por las diputaciones federales, este 6 de junio. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) informó que registró ocho juicios para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano, presentados contra la elección de David Monreal Ávila como abanderado de Morena a la gubernatura de Zacatecas, de Clara Luz Flores para Nuevo León y de Lorena Cuéllar Cisneros para Tlaxcala.

También es el caso de Cristóbal Arias, que ofuscado por no verse favorecido por la cúpula morenista, buscará abanderar la causa de otro partido en Michoacán, que bien podría ser la coalición del PAN, PRI y PRD o por lo menos de algún partido local. Y no dude, estimado lector, que en una de esas gane el puesto que hoy ostenta Silvano Aureoles.

El proyecto político de Morena para ganar el mayor número de gubernaturas y la mayoría en la Cámara de Diputados está haciendo agua y no porque la oposición se haya puesto las pilas, al contrario, apenas empiezan a despertar de su letargo, sino porque la rebelión morenista está gestando una corriente que bien podría incluso oponerse a las decisiones cupulares que está tomando el presidente de la República y líder moral de Morena.

Mario Delgado, jerarca nacional de ese instituto político, ya no siente lo duro sino lo tupido y eso que apenas empieza el proceso electoral, ya que el ex secretario de finanzas de la capital del país en tiempos de Marcelo Ebrard tiene que hacer malabares para que la militancia acepte los resultados de las encuestas que, a decir de muchos de ellos, no responden a una metodología científica, sino que se preparan al gusto del cliente, y solo sirven para justificar algo que a todas luces es una práctica antidemocrática. Pero, bueno, que se podría esperar, si la mayor parte de los que militan en ese partido son de extracción tricolor.

Aunque en descargo de este partido, el PRI, diremos que si algo los caracterizaba era una disciplina a toda prueba que incluso aun en las decisiones más controvertidas apechugaban y aceptaban cualquier decisión sin chistar.

Esos eran los buenos priistas, luego muchos de ellos fueron buscando nuevos horizontes y al ver que no alcanzaban a cubrir con sus expectativas, conformaron nuevos partidos políticos, como fue el caso de Andrés Manuel López Obrador.

Las ideologías y la militancia partidista se dejan atrás como la ropa sucia, eso es lo que menos importa, lo relevante es vivir del erario público.

La única fuerza que puede evitar que Morena gane la elección intermedia son los propios morenistas, y allí está el quid del asunto, porque aunque AMLO lo sabe, no está en su alter ego la posibilidad de llevar a los mejores hombres y mujeres a las candidaturas de su partido, sino de preservar su visión absolutista y misógina.

El capricho y la obstinación serán una de las causas de la derrota de Morena, que aunado al desgaste natural que existe en el proceso de gobernar que a todas luces ha sido desastroso, además de que AMLO logró lo que era imposible, la unificación del PAN, PRI Y PRD, pues las cosas se les han puesto color hormiga.

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