Desde San Lázaro

Pésima apuesta de AMLO

La apuesta hecha por López Obrador en favor de Donald Trump ya está hecha. Es temeraria y en sólo cuatro meses se verá qué tan acertada fue.

La apuesta hecha por López Obrador en favor de Donald Trump ya está hecha y ahora sólo falta esperar y rezarle a todos sus santos para que se reelija, de lo contrario, y es lo más factible, tendrá en la segunda mitad de su sexenio a Joe Biden, próximo presidente de Estados Unidos y al Congreso de este país, con una bota en el cuello del tabasqueño y por desgracia de México.

Una apuesta temeraria y que en sólo cuatro meses se verá qué tan acertada fue, en el entendido de que hubiera sido preferible no acudir. Pero esta blasfemia no es conveniente decir en estos tiempos en donde la izquierda más radical y la derecha más conservadora se unen para mantener el poder en dos países que, en estos momentos, son los más afectados por el Covid-19 en el mundo.

Ahora todos son vítores y fanfarrias de izquierdistas pragmáticos que, hasta hace apenas unos meses, repudian a Peña Nieto por haberse acercado al magnate inmobiliario. Sin embargo, las ideologías quedaron en el olvido al postrarse ante el hombre que más ha insultado a los mexicanos en los últimos años.

Ahora están contentos porque en el encuentro de presidentes no hubo desaires ni groserías, y mucho menos pifias del presidente mexicano.

Hay que dimensionar la profundidad del acercamiento entre ambos mandatarios, no se trata de lo afectuoso del encuentro, sino del impacto que representa tanto en los mexicanos que están en Estados Unidos padeciendo las persecuciones derivadas de la política racista de Trump y, por otro lado, los migrantes centroamericanos que por indicaciones del presidente norteamericano son vejados por la Guardia Nacional, en el sureste mexicano.

El muro militar que dispuso AMLO para contener los flujos migratorios provenientes de Centroamérica es una afrenta a la política exterior de México y por supuesto a los derechos fundamentales de los migrantes.

Esto es lo que aplauden hasta el éxtasis los simpatizantes del gobierno de la autollamada 4T, sin reparar en el enorme daño que causará a México y a los connacionales que viven del otro lado del río Bravo, la temeraria decisión de apoyar a Trump en sus aspiraciones reeleccionistas.

Dicen los panegíricos que fue un encuentro terso, sin embargo, no reparan en que todas las visitas de cualquier presidente mexicano a la Casa Blanca han sido cordiales y respetuosas y desde luego, nada que ver con las visitas de Estado que hicieron en su momento los presidentes Carlos Salinas de Gortari o Felipe Calderón.

Desde el Congreso mexicano se debió frenar la visita del presidente López Obrador, sin embargo, sólo hubo algunos reclamos aislados, pero ningún punto de acuerdo promovido por el bloque opositor conformado por PAN, PRI, PRD y MC.

Ya ahogado el niño, se rasgan las vestiduras, pero antes del viaje a Washington no dijeron nada.

Hoy, AMLO regresa con su mañanera y con el discurso triunfalista, soslayando la grave crisis que representa la pandemia en número de muertes -se habla de más de cien mil- y el impacto brutal en la economía de millones de mexicanos.

Ojalá que el encuentro con empresarios de ambos países haya sensibilizado al presidente para cambiar sus prioridades en el gasto para destinarlo a paliar la crisis.

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