Desde San Lázaro

Retroceso en materia educativa con AMLO

La deserción es inevitable, no vemos cómo se va a revertir la tendencia en el futuro. Sin educación, los jóvenes están condenados a la pobreza.

Entre la pandemia y el gobierno de López Obrador, en materia educativa, México regresará a niveles de 2015 y ello tenderá a recrudecerse con el paso de los meses.

Desde San Lázaro, la diputada Frida Alejandra Esparza Márquez exhortó a los tres niveles y órdenes de gobierno a coordinarse para prevenir y evitar mayores daños a la juventud a causa de la pandemia por el Covid-19, pues en materia educativa el país está a punto de regresar al nivel de 2015 por deserción masiva de estudiantes y bajo aprovechamiento derivado del estrés.

Ante el próximo inicio del ciclo escolar 2020-2021, de acuerdo al estudio 'Desarrollo Humano y Covid-19 en México', del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de un millón 400 mil adolescentes y adultos abandonarán la escuela.

Aunque esas cifras prevén que la matrícula se mantendrá en 25 millones 253 mil alumnos en educación básica, en media superior prevé una disminución de 5 millones 144 mil 673 a 4 millones 344 mil 673; en educación superior de 3 millones 813 mil 616 a 3 millones 220 mil 607, y en posgrado de 248 mil 18 a 209 mil 451.

En total, un millón 431 mil 576 estudiantes podrían dejar de acudir o presenciar las clases, aunque sean a distancia y, con ello, el rezago educativo nacional será inminente y regresarían a México a los niveles de hace cinco años. Con ello, la matrícula general bajaría de 34 millones 500 mil a cerca de 33 millones.

Esto sería así porque, además, más de 2.8 millones de estudiantes de tres a 17 años ya están en ese rezago educativo y más de 841 mil de ellos y ellas en edad escolar trabajan y no asisten a la escuela.

La situación es y será peor para adolescentes y jóvenes indígenas, con alguna discapacidad y migrantes, si no se adoptan medidas oportunas y pertinentes.

Sólo 54.3 por ciento de escuelas públicas y privadas de educación primaria y secundaria cuenta con computadoras y únicamente 37.7 por ciento tiene la posibilidad de conectarse a internet, mientras en las de educación media superior sólo 68.8 por ciento tenía computadoras y sólo la mitad del total podría conectarse a internet.

Algo similar sucede con los hogares mexicanos: sólo 44 por ciento tiene equipo de computación y únicamente 56.4 por ciento tiene internet, porcentajes que disminuyen a menos de la mitad en zonas rurales. En muchos casos de escuelas y hogares ni siquiera hay servicio eléctrico.

Ante este escenario, el gobierno federal debe reconsiderar su gasto para lo que resta del presente año y para el siguiente en la definición presupuestal, que iniciará en el próximo periodo ordinario de sesiones del Congreso de la Unión.

Sin duda, hay que recoger las recomendaciones del PNUD en cuanto a apoyos a los estudiantes y a equipamiento e infraestructura de escuelas, profesionalización de docentes y orientación y respaldo a las familias.

Estamos ante un nuevo modelo educativo, le llaman híbrido, que tiene como objetivo proteger la vida y la salud de la comunidad educativa. Sin embargo, las clases a distancia requieren que, por lo menos, muchas comunidades tengan electricidad, haya aparatos de televisión y conectividad.

Como se ven las cosas, y ahora que el gobierno federal no tiene dinero ni para lo más básico, pues no vemos de dónde sacarán recursos para dotar de toda la infraestructura y equipo que requieren los estudiantes y los maestros para el nuevo ciclo escolar.

La deserción es irreversible, no vemos cómo se va a revertir la tendencia en el futuro.

Sin educación, los jóvenes están condenados a la pobreza y a ser carne de cañón de gobiernos populistas.

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