Desde San Lázaro

¿Semáforo rojo en la capital?

Si no hay ninguna medida de gran calado en la capital del país para contener el avance del Covid-19, entonces cómo se detendrá la pandemia.

Si no hay ninguna medida de gran calado en la capital del país para contener el avance del Covid-19, entonces cómo creen que la pandemia se detenga. Al contrario, sigue la expansión de la enfermedad y lo más grave, con el grado de letalidad más grande del mundo.

En el transporte público, tianguis y lugares en donde hay gran concentración de personas se observa un total descuido ya no digamos en portar el cubre bocas, en la aplicación del gel antibacterial y lavado de manos. De la aplicación masiva de pruebas ni hablar, no existen, bueno sólo en el Senado y en las oficinas de los funcionarios públicos, quienes -muchos de ellos- se hacen una prueba semanal.

Si no es en esta semana que viene será la próxima pero es inminente que la capital del país volverá al confinamiento voluntario, porque el obligatorio no es opción en la ciudad de las libertades, aunque en ello va la vida de los capitalinos. Qué se podía esperar si la propia jefa del Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, contrajo la enfermedad y lo más seguro es que saldrá bien librada de ella, si es que no se le ocurre tratarse en algún hospital público del ISSSTE o el IMSS, porque entonces si ya no la cuenta.

Dice la Coparmex CDMX que a veces se nos olvida que apenas hace seis meses la Ciudad de México tuvo que cerrar todo tipo de actividad económica no esencial y pedirle a la gente confinarse voluntariamente en casa para cortar la ruta de los contagios.

Eso le costó a la Ciudad de México que más de 200 mil establecimientos pausaran actividades y más de 2 millones y medio de trabajadores pararan labores. Como consecuencia de esto, se estima un impacto en la caída del PIB de la capital de más de 10 por ciento.

La Ciudad de México ha sido duramente golpeada por el número de contagios y muertes provocadas por el Covid-19 y también por la pérdida de empleos formales, los cuales ya se cuentan en más de 220 mil en todo el año.

Y es que prácticamente 90 por ciento de la actividad productiva está basada en actividades de servicios, por tal motivo un nuevo cierre de actividades colocaría al borde de la muerte a miles de empresas y empleos.

Pifia tras pifia ha sido el andar de la secretaría federal de Salud comandada por el doctor Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, que con sus directrices han arrastrado al gobierno de Claudia Sheinbaum a una vorágine de muertes y enfermos que en dos o tres semanas, ojalá me equivoque, será la megalópolis con mayores infectados del mundo.

Intentar esbozar algunas medidas que se tendrían que hacer es en vano ante los iluminados que creen ser dueños de la verdad aunque, los hechos demuestren lo contrario.

El llamado que hacen las autoridades a la población de resguardarse en casa, al tiempo de marcar a los números telefónicos de emergencia retrasa la atención médica, ya que debe de proporcionarse esta por personal médico especializado de inmediato y no esperar unos días más que en la mayoría de los casos, por lo menos en México es mortal.

La jefa de Gobierno capitalino debe desmarcarse de Hugo López-Gatell y emprender una enorme cruzada para salvar la vida de cientos de capitalinos. Si no lo hace será cómplice del doctor muerte, al ser omisos en evitar tanta muerte de enfermos que con una atención oportuna y profesional se recuperarían casi de inmediato.

El futuro político de Sheinbaum también depende de ese desmarque de las políticas públicas que en materia de salud lleva a cabo el gobierno federal, ya que de ser la sucesora natural de AMLO, se convertirá en la jefa de Gobierno de la capital del país más timorata de la que se haya tenido memoria.

COLUMNAS ANTERIORES

Ni como Noruega, ni como estaba antes
Morelos va para la oposición

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.