Desde San Lázaro

Tiro de gracia al turismo

La larga cadena de empleos que se sustentan en la llamada industria sin chimeneas no tendrá los ingresos que le daban sustento a los trabajadores y sus familias.

Las repercusiones por haber terminado con las operaciones del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM) se reflejarán, en una primera instancia, en el Tianguis Turístico de Acapulco, que se celebrará del 7 al 10 de abril, con la presencia poco representativa de compradores del producto turístico mexicano, así como la escasa asistencia de representantes de los medios de comunicación internacionales y, por supuesto, nacionales.

El secretario de Turismo, Miguel Torruco, se va quedando sin fichas para jugar en el mundo por atraer turistas e inversiones del sector. Sin dinero para la promoción es prácticamente imposible competir en un mercado en el que rabiosamente se pelean los flujos de visitantes. De hecho países como Francia, España, Estados Unidos y China, destinan cada vez más recursos para promover sus destinos, en cambio México cancela al CPTM para dedicar los recursos que lo fondeaban al Tren Maya.

Todos los estados de la República están condenados a tirar a la basura los nimios recursos que tienen para promoverse en los mercados internaciones. Ahora sin el CPTM y sin la marca paraguas que los arrope, pues sólo será rentable su inversión para el mercado nacional.

Quintana Roo, que bien gobierna Carlos Joaquín González, se supo adelantar a su tiempo, ya que impulsó el propio Consejo de Promoción Turística del estado y con ello mantener un nivel muy alto de competitividad. La marca Cancún es reconocida en el mundo, y a ella se suman otras, tanto de atractivos que tiene esa entidad, como de marcas comerciales.

Sin el CPTM nuestro país tomó la decisión de cerrar la llave que generaba divisas, empleos y desarrollo regional. Gradualmente se verá como los indicadores de este sector irán a la baja.

Eso lo sabe Miguel Torruco, pero, primero, no tuvo los tamaños para defender al CPTM, y segundo, las opciones que está planteando son absurdas, ya que le pide a la IP que financie un nuevo organismo de promoción con recursos de ellos.

La verdad es que en los próximos años veremos cómo tratarán de tener otro ente público-privado que destine recursos a la promoción y las relaciones públicas; sin embargo, lo perdido no se repondrá.

La fiesta turística más importante del mundo, Fitur, se celebra en Madrid del 23 al 27 de enero y es el evento del año, empero esta será la última ocasión que el CPTM presente un stand que permita albergar a los estados de la República que participan. Allí se puede apreciar el mosaico maravilloso de la biodiversidad y atractivos que tiene México. Cada año el montaje que hace el CPTM se hacía merecedor de premios internacionales.

Ese cobijo que da el Consejo de Promoción Turística a los estados que promueven productos que no tienen playa, resultaba toral para que ellos tuvieran esa derrama de recursos que dejan los turistas del mundo.

Ahora la Secretaría de Turismo federal es un ente que está en el limbo, y que lejos de coadyuvar para que ese sector siga apuntalando la economía, se dedica a entorpecer la tarea que llevan a cabo los prestadores de servicio y los mismos gobernadores de los estados.

El presidente Andrés Manuel López Obrador le dio el tiro de gracia al turismo, con lo que se condenó a la marginación a miles de mexicanos que laboran en actividades propias del turismo y que merced a los visitantes extranjeros tenían contratos de trabajo con los prestadores de servicios, que van desde los grandes hoteles, hasta los más modestos establecimientos. Es una larguísima cadena de empleos formales e informales que se sustentan en la llamada industria sin chimeneas, pero que en los próximos meses y años no tendrán el ingreso que les daba el sustento a ellos y a sus familias.

COLUMNAS ANTERIORES

De presunto delincuente a prócer de la 4T
Robo a las pensiones de los trabajadores

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.