Director General Adjunto de Estrategia, M&A y Sustentabilidad Corporativa para México y Latinoamérica

El futuro lo construimos hoy

La necesidad de reducir las emisiones de carbono en el mundo no es algo que se deba tomar a la ligera. El mundo va para allá.

Alfonso Roibás

Imaginemos que queremos construir un rascacielos, el más más alto de la CDMX, y que lo haremos poco a poco. Cada año agregaremos un piso, durante tres décadas. El edificio requerirá cimientos firmes, profundos y suficientes para soportar todo nuestro proyecto. Algo similar sucede con la descarbonización: hay que cimentarla desde el inicio.

Hace unas semanas, HSBC México presentó un estudio que explora la necesidad de que la Industria de la Manufactura Ligera (IML) nacional comience ahora la construcción de este rascacielos de la descarbonización para evitar que en 2050 sea un problema que requiera de medidas extremas.

Algunas cifras: La IML, dedicada a la elaboración de bienes destinados al consumidor final, y que en México representa 14 por ciento del Producto Interno Bruto, produce poco más de 7 por ciento del total de gases de efecto invernadero (GEI) del país, con un crecimiento promedio anual de tres puntos porcentuales. También representa más de la mitad del consumo energético industrial final de México.

Se estima que las emisiones podrían reducirse 48 por ciento de lo proyectado si el sector se enfoca en ello ahora. ¿Cómo? Replanteando los cimientos del rascacielos:

En primer lugar, haciendo más eficientes las operaciones internas. La queja principal del sector es que la maquinaria nueva es muy cara, por ejemplo. Sin embargo, el gasto en tecnología, indudablemente se verá reflejado en el consumo energético.

Establezcamos un ejemplo sencillo: si usted gasta mucho en electricidad al mes, intente cambiar su refrigerador. Los nuevos modelos tienen tecnología de ahorro eléctrico que le permiten enfriar a menor costo. El gasto inicial es alto, pero a la larga el beneficio se verá reflejado en el valor en la factura mensual y se reducirá su huella de carbono, al necesitar menos electricidad. Y si a eso eficientamos el tiempo en que permanece abierto y tenemos un buen programa de mantenimiento, el resultado será aún mejor.

Aplicado a la industria, ¿qué tal vehículos eléctricos para el traslado de materias primas o para la entrega de insumos? La inversión en energías limpias y el acercarse a consultorías de mejora de procesos son también opciones relevantes.

Un segundo paso es lograr la optimización de la cadena de valor. Es decir: si usted ha logrado cambiar sus procesos para participar en la descarbonización, busque que sus proveedores lo hagan también y prefiera a aquellos que hayan modificado sus propias cadenas de valor. Esto permitirá que la competencia gire hacia allá. Fabricación activa (impresión 3D), reutilización de productos, componentes o materiales, etcétera.

Y, por último, es necesario implementar un modelo de economía circular en su empresa: la economía circular maximiza la utilización de materiales al extender la vida útil de los productos y extraer un valor óptimo de ellos una vez que se desechan para convertirlos en nuevos productos útiles.

La necesidad de reducir las emisiones de carbono en el mundo no es algo que se deba tomar a la ligera. El mundo va para allá. Postergar decisiones en este sentido, sin un análisis adecuado, implicará aletargar también eficiencias, relacionadas a costos, procesos y con el medio ambiente. Es nuestro rascacielos a 30 años que estamos construyendo día a día.

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