Se “hamburguesaron”. Otro ataque de Andrés Manuel López Obrador en contra de la comunidad de la UNAM, exigiendo que por lo menos ‘marchen’ aunque sea en su contra. Este nuevo ( y extraño) ataque en contra de la UNAM explota en la mañanera, a la luz que otro presidenciable wannabe de la oposición, el diputado Gabriel Quadri, quién sugirió que acompañaría a estudiantes si salen a marchar.
No es claro si el apoyo del diputado Quadri (que reconoce que no tiene vínculos con la UNAM) fortalece a la comunidad universitaria, o la debilita. Lo que sí sabemos es que los que protesten contra el presidente se recordaran con un raro y molesto sobrenombre: ¿hamburgesos?
De nuevo esta semana López Obrador demostró su gran capacidad para bullear, dividir y crucificar, aun los más fieles a la cuarta transformación: la UNAM, el alma mater de Lopez Obrador y la universidad pública y prestigiosa más importante de México y Latinoamérica.
Aunque algunos fueron sorprendidos por el agresivo ataque del presidente en contra de la UNAM, su comportamiento refleja al López Obrador de los últimos 15 años. Un estratega que busca dividir, consumir a sus opositores y afianzar el poder destruyendo instituciones.
AMLO no controla a la comunidad universitaria de la UNAM, por lo tanto, hay que someter y si es necesario destruir una de las casas de estudio mas importantes del mundo.
Lopez Obrador inicialmente se lanzó contra exalumnos y académicos de universidades extranjeras como Harvard; después busco destruir otros centros académicos como el CIDE, respaldo de la investigación de los científicos que provienen todos de centros de excelencia mexicanos y extranjeros. Atacó a los estudiantes de doctorado, aseguró que tener conocimientos profesionales y técnicos no eran necesarios para construir carreteras.
Parece que Andrés Manuel López Obrador se siente amenazado por profesionistas, académicos e intelectuales por igual. Es un tema de control y poder. Entonces, ¿por qué no atacaría a la UNAM?
Lo más extraordinario es que, con este último enfrentamiento, el presidente terminó cuestionando, y debilitando casi todo su gabinete y equipo de asesores, ya que son graduados de alguna universidad extranjera, o alguna institución privada, o de la UNAM. Por lo tanto, el equipo y gabinete de Lopez Obrador esta conformado por neoliberales, conservadores, fifís y ahora “hamburguesos.”
Lo más triste es ver cómo mujeres y hombres que rodean al presidente, que claramente se han beneficiado de tener acceso a la educación en alguna universidad extranjera, privada o la misma UNAM, no han sido capaces de salir a defenderse.
Tal vez el más patético es el ‘embajador’ Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM, o la misma doctora Claudia Sheinbaum, quien apoyó al presidente en su cuestionamiento a la UNAM, pero incómodamente callada, ante ataques en contra de aquellos que estudiaron en el extranjero, como es el caso de ellas y su hija.
Lopez Obrador obviamente está preocupado por su legado histórico. Esta semana asevero que no quiere ser recordado como un presidente ‘mediocre’. Prefiere ‘renunciar’ que quedarse en el poder si no llega al 40 por ciento del voto en la revocación del mandato. Curioso comentario de AMLO, ya que nadie lo recordará como un ‘mediocre’.
Debería preocuparse de cómo quedará la economía o la seguridad en el país, o de cómo la historia interpretará su respuesta a la pandemia. Esta semana, por ejemplo, se anunció que el presidente Jair Bolsonaro enfrentará investigación penal por la respuesta a la crisis del Covid-19. Otros presidentes en el hemisferio han enfrentado investigaciones por corrupción de ellos o de sus allegados. O tal vez su legado histórico será desmantelar las instituciones académicas del país.
Con lo que le queda de este sexenio, AMLO no debe de preocuparse por la mediocridad. Tendrá que asegurar que sus programas de apoyo a los sectores más pobres y necesitados del país puedan evitar que él caiga en el basurero de la historia como un presidente que llevó a la ruina la economía del país, millones de mexicanos gobernados por el crimen organizado, dramático incremento en la inseguridad y corrupción gubernamental, y migración masiva de mexicanos a Estados Unidos por la ingobernabilidad.
Todavía hay mucho por definir de cómo se interpretará la 4T, y atacar a la UNAM no ayuda en nada al presidente ni al futuro candidato o candidata a la presidencia por parte de Morena.