De nuevo, insisto en este espacio que el talón de Aquiles de Andrés Manuel López Obrador será el tema de corrupción. Al finalizar su sexenio (asumiendo que AMLO no encuentra una forma de reelegirse o de extender su mandato) la historia no lo recordará como el presidente que combatió, ni siquiera que mitigó la cultura política de la corrupción. En 2019, en este espacio expresaba mi preocupación de si el ‘combate a la corrupción’ era una burda estrategia para la “persecución política y penal en contra de sus opositores y enemigos de la cuarta transformación.”
Ahora más que nunca afirmo: la supuesta estrategia anticorrupción de López Obrador es una estrategia para afianzar el poder autoritario. No quiere, ni le interesa fortalecer el Sistema Nacional Anticorrupción, ni los mecanismos de pesos y contrapesos que requiere toda democracia, ya que esto debilitaría su capacidad de decidir a quién amenazar, a quien perseguir y a quién difamar.
De hecho, al analizar los tres años del gobierno de este presidente, uno de los grandes fracasos es su combate a la corrupción, a pesar de ser la promesa de campaña más importante del entonces candidato López Obrador. Debilitó no solo la implementación del Sistema Nacional Anticorrupcion, también atacó a medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil que juegan un papel fundamental en balconear la corrupción en el país.
Y en un acto de absoluto cinismo, el presidente firma hace semanas un decreto donde se usará el concepto de seguridad nacional para justificar no licitar y no transparentar contratos multimillonarios para ‘eficientar’ y asegurar la conclusión de sus controversiales proyectos de infraestructura.
Y a diferencia del presidente de México, que busca usar el concepto de seguridad nacional para esconder la corrupción, Joe Biden publicó esta semana U.S. Strategy on Countering Corruption (Estrategia para el Combate a la Corrupción), como parte de su estrategia de seguridad nacional y política exterior.
Y es importante que el gobierno de México estudie con detenimiento el documento, porque hay algunos mensajes para López Obrador y el canciller Marcelo Ebrard.
En el comunicado de prensa de la Casa Blanca, el presidente estadounidense señala que “La corrupción amenaza la seguridad nacional de los Estados Unidos, la equidad económica, los esfuerzos globales de lucha contra la pobreza y el desarrollo, y la democracia misma. Pero al prevenir y contrarrestar eficazmente la corrupción y demostrar las ventajas de una gobernanza transparente y responsable, podemos asegurar una ventaja fundamental para Estados Unidos y otras democracias.”
Y a diferencia de la estrategia de México para combatir la corrupción, el documento señala que la política exterior de Estados Unidos tendrá como eje transversal combatir la corrupción y promover la gobernanza y la transparencia de gobiernos aliados y antagónicos por razones de seguridad nacional. Se subraya la importancia de promover la legislación doméstica, mejores prácticas, cooperación internacional con otros países, fortalecer mecanismos multilaterales, apoyar a la sociedad civil, el trabajo de las ONG y de los medios de comunicación y de periodistas.
El documento busca fortalecer los pesos y contrapesos que debe de tener toda democracia funcional. Esta posición dista mucho de la propuesta de López Obrador de usar el combate a la corrupción para atacar a la oposición, reducir la transparencia del actuar de la 4T y promover la impunidad en su gobierno y allegados.
De hecho, uno de los ejemplos que usa el documento es un trabajo hecho por la organización civil más odiada por AMLO que es Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), y medios de comunicación local, donde subrayan un reportaje sobre la corrupción de empresas mineras en Chihuahua, y la obtención de permisos ilegalmente. El mismo López Obrador exigió que la agencia USAID del gobierno de Estados Unidos dejara de financiar esta ONG y otras organizaciones de la sociedad civil que denuncian corrupción, promueven transparencia y apoyan a los medios de comunicación.
Al contrario, este tipo de programas y apoyos es parte fundamental de la estrategia de de la Casa Blanca de Joe Biden y seguramente esta prioridad se verá reflejada en el famoso ‘Entendimiento Bicentenario’ que supuestamente sería presentado a principios de 2022. Seguridad nacional para combatir la corrupción, no promover, esconder o incrementar aún más la impunidad en México. Ese debería de ser el mensaje del presidente López Obrador.