Análisis sin Fronteras

AMLO, suertudo

El éxito de López Obrador tiene que ver con décadas de experiencia, capacidad de comunicación, tenacidad y visión de lo que él aspira que sea su legado histórico.

Andrés Manuel López Obrador es un hombre que tiene mucha suerte.

Muchísima suerte. Tal vez el presidente más suertudo de la historia reciente de México.

No quiero disminuir, ni cuestionar las capacidades políticas del presidente de México, ni su extraordinaria popularidad reflejada en las encuestas. Obviamente, su éxito durante este sexenio tiene que ver con sus décadas de experiencia, su capacidad de comunicación, su tenacidad y visión de lo que él aspira que sea su legado histórico.

Su lema sexenal debería ser la frase popular durante mis años en la primaria: “Voy derecho y no me quito. Si me pegan me desquito”.

Pero la historia nos ha demostrado que aún los líderes más talentosos y capaces, si la diosa de la suerte no les favorece, podrían caer en el basurero de la historia. Y en el caso de Andrés Manuel López Obrador parecería que está bendecido: No ha tenido que enfrentar alguna crisis catastrófica que haya marcado en una forma dramática su sexenio.

Obviamente en los últimos años surgieron varias instancias, donde hubo escándalos vinculados a familiares y allegados cercanos al presidente, pero ha sabido capotear con destreza y poco impacto en su credibilidad. Además de la credibilidad política, la conferencia mañanera diaria es el arma más efectiva de López Obrador para el manejo de crisis.

Y esta estrategia ha sido muy efectiva. Y seguramente la siguiente presidenta de México tendrá que considerar esta estrategia de comunicación y de promover la polarización que ha sido tan efectiva para el actual mandatario.

Aunque es extraordinaria la capacidad de comunicación del presidente, permitiendo que enfrente crisis y escándalos con relativamente poco impacto en su credibilidad, esto no será suficiente para proteger su legado si llegase a suceder algún desastre o crisis catastrófica. Y es que, a diferencia de líderes que han enfrentado exitosamente crisis destructivas, gracias al equipo de expertos y asesores capaces y con experiencia que los rodean, López Obrador hace todo lo contrario. Este sexenio probablemente será recordado por el nombramiento en puestos del gabinete de personas incapaces, sin experiencia y corruptos. Y de suceder una gran crisis o catástrofe, sería la incapacidad del equipo, con muy pocas excepciones, podría traducirse en la debacle que tanto teme el presidente.

Podríamos debatir por horas, los nombramientos del presidente y cuáles eran sus prioridades cuando nombre a personas que claramente no cumplían con requisitos mínimos para ejercer el cargo. Pero siendo un presidente suertudo, no ha tenido que enfrentar costos por estos nombramientos de personas incompetentes en su gabinete.

Pero todo esto podría cambiar de un momento a otro. De hecho, la reunión de funcionarios de alto nivel de Estados Unidos fue un ejemplo de la asimetría que hay en la calidad entre los funcionarios. Los invito a analizar los comentarios de la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, y la canciller Alicia Bárcenas; el Secretario de Estado, Antony Blinke; secretario de Seguridad Interna, Alejandro Mayorkas; y el procurador Merrick Garland. Durante la reunión y la conferencia de prensa era obvia la incapacidad, la falta de experiencia y de conocimiento de la Secretaria encargada de la Seguridad Pública del país. Además de canas, los otros secretarios presentes en la mesa claramente demostraron sus décadas de experiencia. Tal vez uno de los mejores y más atinados nombramientos del presidente López Obrador fue el de Alicia Bárcenas, se notan las décadas de experiencia internacional. Pero su nombramiento no es suficiente cuando la relación bilateral enfrenta una crisis de seguridad y de migración: temas que claramente las encargadas no tienen ni experiencia, ni conocimiento ni capacidad.

Para entender lo peligroso que puede ser nombrar incompetentes en el gabinete, veamos el ejemplo de la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde. El problema no es su juventud -la diferencia entre ella y la anterior secretaria, Olga Sánchez Cordero, son 40 años-, es la absoluta falta de experiencia en materias de seguridad nacional, incluyendo los temas migratorios.

En muchos temas el presidente puede darse el ‘lujo’ de nombrar incompetentes. Pero en cuestiones de seguridad y protección civil, esto es catastrófico. Les pongo un ejemplo escalofriante: si por alguna razón, ya sea por enfermedad, accidente o por un atentado, hay falta absoluta del “presidente de la República, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o substituto… el secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo. (artículo 84 constitucional) Sí, Luisa María Alcalde sería provisionalmente presidente en uno de los momentos más críticos en materia de seguridad en la historia del país.

Ante esta eventualidad, hay que rezar por la suerte y la buena salud del Presidente.

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