Análisis sin Fronteras

Primer debate presidencial: ¡qué miedo!

El debate fortaleció a Donald Trump ante su base, que ven en sus respuestas una confirmación de por qué saldrán a votar por el polémico candidato republicano.

El presidente Joe Biden necesitaba no solo demostrar que tenía la capacidad física para gobernar cuatro años más, sino también, tal vez hasta más importante, asegurar a un electorado preocupado por su salud, que tenía la capacidad cognitiva. En el caso del expresidente, Donald Trump, solo necesitaba ‘portarse bien’, no decir demasiadas locuras. En el caso de Trump, aunque se portó relativamente ‘bien’, al escuchar sus comentarios, es claro que, de ganar, sería un peligro para la democracia estadounidense.

En el caso de la actuación Biden, por lo menos los que vimos el debate por televisión, fue clara la fragilidad física del presidente. Y también, al concluir los 90 minutos de debate, seguramente hubo cuestionamiento de la capacidad mental del presidente, aunque su equipo trató de justificar su lentitud en responder, y su voz rasposa, debido al resfriado que sufría el mandatario.

En ambos casos, Biden o Trump, sigue siendo sorprendente que el futuro de la democracia estadounidense, y por ende, la seguridad mundial esté en manos de estos dos candidatos. Y líderes mundiales, aliados, amigos o enemigos del estadounidense tomaron nota. Pase lo que pase, sin importar quién gane, Estados Unidos será una democracia debilitada y polarizada. Y esto probablemente se reflejará en un debilitamiento económico y militar. Aumenta enormemente la posibilidad de violencia política y social.

Y este desorden impactará la economía global.

Y tal vez este anuncio de un mundo caótico y desordenado sea demasiado apresurado, ya que faltan más de cuatro meses para las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Pero la realidad es que es difícil imaginarse que Biden se vea fortalecido, recuperado y más coherente en el siguiente debate. En el caso de Trump es inimaginable que tenga la capacidad de moderar sus posiciones y dejar de asustar al voto independiente.

Hay que recordar que las campañas básicamente están dedicadas a impactar el voto de electores independientes en seis estados bisagras en Estados Unidos. Hasta el debate de esta semana, los operadores de los partidos Republicano y Demócrata asumían que tenían un voto duro que cambiaría poco.

Pero ahora los demócratas tienen un problema adicional que se agravó después del comportamiento de Biden durante el debate: el problema es que necesitan asegurar que el voto duro salga a votar y no se queden en casa (o no envían su boleta por correo) porque están decepcionados con su candidato.

En cambio, los resultados del debate fortalecieron a Trump ante su base, que ven en sus respuestas una confirmación de por qué seguramente saldrán a votar por el polémico candidato republicano.

El Partido Demócrata enfrenta una crisis existencial debido a la profunda división que está surgiendo entre el electorado debido a la posición tomada por Joe Biden en su apoyo al gobierno israelí en su incursión militar en Gaza. El otro tema que empieza a debilitar el apoyo demócrata en varios estados tiene que ver con la posición de la Casa Blanca ante lo que se percibe que es una crisis migratoria que ahora se ve y se siente en más de la mitad de los estados, más allá de la frontera con México.

Y es este tema el que más usó Donald Trump para atacar al presidente Biden, porque, aunque sí ha habido una documentada reducción en el número de personas que tratan de ingresar sin documentos a Estados Unidos, las imágenes no mienten y las mentiras persisten. Trump literalmente acusó a los migrantes de la criminalidad, inflación, desempleo y falta de acceso a servicios médicos y educativos por la estrategia de ‘abrir’ la frontera de Joe Biden.

Históricamente los debates no han definido quién es el siguiente presidente de Estados Unidos, pero hay que reconocer que Biden tendrá que recorrer mucho trecho para obtener el voto de los electores independientes en los seis estados bisagras y unificar su partido para asegurar que salgan a votar. Y esto no será una tarea de convencimiento, sino una estrategia de miedo: recordarles a los electores quién es Donald Trump y cómo representa una amenaza para la democracia liberal estadounidense.

Entonces estemos pendientes de los videos e imágenes en X, TikTok, Instagram y Facebook de un Biden frágil diciendo incongruencias versus las imágenes de un Trump diciendo locuras y sandeces.

Con esta forma de debatir y hacer campaña, no es claro quién será el ganador. Pero seguramente saldrá perdiendo Estados Unidos.

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