“Dime quiénes son tus secretarios y asesores, y yo te diré cómo gobernarás”. En los últimos cuatro sexenios, en este espacio, hemos analizado la selección de gabinetes y el estilo de liderazgo de los presidentes Fox, Calderón, Peña y López Obrador. El círculo cercano al presidente no solo debe de reflejar el tipo de gobierno que busca imponer ‘el’ presidente (técnico, políticamente incluyente, diverso, joven, experiencia, liberal, conservador, etcétera) En el caso de la Dra. Claudia Sheinbaum, también está la interrogante de qué tan diferente será su gobierno por el hecho de que sea la primera presidenta. Pero, a diferencia de otros sexenios, uno de los factores que pesa no solo en los nombramientos, sino cuánto peso ejercerá el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador y cuánto está dispuesta la futura presidenta de asumir los costos políticos de no distanciarse, aunque sea unos centímetros, de su mentor y predecesor.
“Lo que quisieran es que hubiera un deslinde que marcara diferencia, que lo criticara, no lo voy a hacer”. Fueron las palabras de la Dra. Sheinbaum, dos horas después de que el Tribunal Electoral entregara oficialmente la constancia a la presidenta electa y primera mujer que asumirá la silla presidencial. Aunque decirlo parece una obviedad, es clara la diferencia generacional, educativa y hasta visión de gobierno entre ella y él, por ende, debería de existir alguna diferencia en las prioridades y en la forma de gobernar. O por lo menos no tener que asumir, defender y mantener todos los errores del gobierno de López Obrador.
Y es que, aunque usted no lo crea, en una democracia normal y funcional, los gobernantes tienen relativamente poco poder en democracias funcionales donde rige el Estado de derecho, y su actuar está bajo la lupa de medios y ONG nacionales e internacionales. Además, existe una competencia política que crea incentivos para ejercer un buen gobierno. Podríamos argumentar que los pesos y contrapesos tuvieron poco impacto en el gobierno de López Obrador. Pero la Dra. Sheinbaum no puede asumir que ella también podrá gobernar ignorando el Estado de derecho y el contexto internacional. De hecho, desafortunadamente ella tendrá que asumir las consecuencias del fracaso de pesos y contrapesos durante el sexenio de López Obrador.
Al analizar las características de líderes extraordinarios que tuvieron que enfrentar situaciones de crisis, su capacidad de gobernar y enfrentar una emergencia tuvo mucho que ver con que fueron gobernantes que supieron rodearse de extraordinarios asesores y expertos, y que estuvieron dispuestos a escucharlos. Y si fuera necesario, asumir el costo político de correr a sus asesores por incompetentes o reemplazarlos para demostrar un cambio de rumbo.
La interrogante es: ¿Cuál será la relación de la dra. Sheinbaum con su equipo?
Retomo una cita del presidente Barack Obama que se publicó en la revista U.S. News & World para su edición especial sobre liderazgo (noviembre 2009): " Los pasos que para mí han sido útiles en el día a día, se vuelven mucho más importantes en una crisis: ser capaz de establecer un equipo funcional con las mejores personas; insistir en el rigor analítico en la evaluación de la naturaleza de los problemas; asegurarnos que las voces que disienten sean escuchadas y que las opciones se exploren adecuadamente.”.
En el caso de AMLO, la característica fundamental de sus secretarios y asesores fue inexperiencia en su ramo, la incapacidad de decirle no al presidente y sobre todo lealtad al presidente. Ninguno le hizo sombra. Con pocas excepciones eran actores menores, aplaudidores de las ocurrencias expuestas en la mañanera.
En este sexenio, el país enfrentó un incremento dramático de la violencia, homicidios, desaparecidos, una pandemia, crisis económica, inundaciones, sequías, huracanes. El éxito electoral de la presidenta electa no significa que la población apoya las estrategias implementadas por López Obrador ante las diferentes crisis. La pregunta es si el equipo de Sheinbaum realmente es el adecuado para enfrentar potenciales crisis como un terremoto catastrófico, narcoterroristas, brotes de violencia social, una desaceleración global u otra pandemia.
Esta cita de Obama nos recalca la importancia de que la futura presidenta no solo tenga información certera de sus asesores, sino que se escuchen voces disidentes o visiones diferentes de los problemas y prioridades que debe de atender un gobernante.
A diferencia de López Obrador, el gabinete de Sheinbaum no puede ser invisible, ni inservible.