Durante su visita a la Ciudad de México, Berenice King continúa promoviendo el legado de su padre, activista y premio Nobel, Martin Luther King Jr. Considerando la situación de la violencia que se vive en México y la prioridad que le ha dado el presidente Andrés Manuel López Obrador de "pacificar" el país, hay muchas lecciones que todos podríamos aprender de activistas y negociadores que buscaron la paz para sus países. Experiencias que fueron en muchos sentidos mucho más exitosas que otras, pero que sin lugar a duda los activistas y gobiernos involucrados buscaban reducir la violencia y promover paz y justicia.
Y hay mucho que aprender de la experiencia que vivió Martin Luther King y su familia. De hecho, una de las ideas que subrayó Berenice King durante mi entrevista es reconocer que estas experiencias de violencia e injusticia pueden ser transformadores para individuos, comunidades y países. Mas que borrar y olvidar las experiencias de las víctimas de la opresión, hay que usarlas para que sean testigos y promotores del cambio.
También subrayó Berenice King durante nuestra conversación otro punto importante y yo creo muy relevante para México: paz sin justicia no es paz. Ella subrayaba que había situaciones de paz "ficticia" donde estaba controlado la violencia, pero estaba controlada la violencia por uso de la fuerza. En esas situaciones la paz no sería duradera, porque estaba impuesta la paz y no habría convencimiento de la población de que era mejor vivir en paz -eventualmente las víctimas y los oprimidos buscarían justicia. Por eso la importancia de una comisión de la verdad -y toda la verdad- en muchos países que buscan la paz duradera.
Este punto en particular habría que analizar para entender el futuro fracaso o éxito de las negociaciones de paz que se llevaron acabo en Colombia entre el gobierno y los grupos paramilitares y la guerrilla.
Uno de los puntos que subrayó Berenice King durante la entrevista fue la importancia que le dio su padre a atacar el problema y el comportamiento de los agresores, pero no a la persona. "Mi padre siempre respetó su humanidad. Nelson Mandela, el presidente sudafricano que asumía el poder en una forma pacífica, fue probablemente uno de los ejemplos vivos del respeto a todos, para poder gobernar. Aun para los que lo tuvieron encarcelado por 27 años.
También hizo énfasis en la importancia del amor y el compromiso que debe de tener con los demás. Es una forma de vida. El momento en que no estamos comprometidos con el bienestar de otros y solo nos preocupamos por la supervivencia propia, haremos lo que sea para proteger sin consideraciones a los demás.
Cuando le pregunté qué recomendaciones tendría para un país como México, habló de la necesidad de apostarle a la gente joven y promover una cultura de paz.
Por eso es fundamental entender cuáles son los principios que gobierna el proceso de pacificación que promueve el presidente Andrés Manuel López Obrador para entender si lo que busca es una paz duradera o simplemente es una estrategia populista para asegurar una base electoral a mediano y largo plazos. Claramente su apuesta es la juventud marginada y las poblaciones vulnerables. Pero sus programas de apoyo parecen no contener un programa para promover la paz y la resolución pacifica de conflictos. El mismo lenguaje que usa a diario el presidente en las mañaneras contiene mensajes de división y odio, dando sobrenombres a sus adversarios. Dividiendo al país entre nosotros y ellos.
Pero lo más preocupante es que su estrategia no especifica claramente cómo busca reducir la violencia desmedida en el país a corto y mediano plazos. Al igual que el presidente Enrique Peña Nieto durante su primer año en el poder, quiso pacificar promoviendo programas de prevención y sin hacer uso de la fuerza. AMLO al igual que Peña no ha querido reconocer la peligrosidad y el control territorial que ejercen estas organizaciones criminales en el negocio ilícito y lícito de municipios completos
Y no, no estoy proponiendo una guerra 'frontal' en contra del crimen organizado, pero por lo menos una estrategia real que permita que las poblaciones vivan en relativa seguridad, por ahora. Y la estrategia del guácala y fuchi no solo es una ofensiva a los miles de víctimas que viven a diario la amenaza de los criminales y los muertos por la violencia, también es un reconocimiento que no hay una estrategia real para enfrentar a las organizaciones que controlan el país. Presidente López Obrador: se necesita paz con justicia. No sometimiento a los violentos.