A continuación, un anuncio de la bolsa de trabajo del gobierno federal:
Se busca nuevo secretario de Seguridad y Protección Ciudadana. Más que exigir conocimientos y experiencia específica, el CANDIDATO (seguramente no será MUJER, por la misoginia que afecta a este gobierno de la 4T, señalado por la primera secretaria de Gobernación de México) deberá tener más que conocimientos, defectos, para poder ejercer las funciones básicas de esta secretaría. Para empezar el candidato deberá de reconocer que, al tomar protesta, acaba de hundir cualquier futuro político o de elección popular. Aunque no está completamente definido si el secretario saliente, Alfonso Durazo, será el siguiente gobernador de estado de Sonora, lo que sí es claro es que sus dos años al mando de la incipiente secretaría afectaron sus posibilidades. De hecho, probablemente estuvo contando las horas para poder justificar su renuncia, cruzando los dedos que su salvavidas todavía estaría disponible para escapar del barco. La creación de esta secretaría estuvo tan mal planeada, que cualquier candidato que asume estas funciones, además de ganar un salario mediocre, tendrá que empezar a ahorrar para pagar abogados (abogados mexicanos y gringos), que seguramente necesitará al concluir sus funciones en la secretaría. Aún con las mejores intenciones que tenga el candidato de mejorar las seguridades en México, es tan catastrófica la inexistente estrategia del gobierno federal ante la crisis de violencia, que no deberá de sorprender al nuevo secretario que su función principal será ser el chivo expiatorio de la estrategia fallida. Si la historia algo nos enseña, no sorprendería que, en el siguiente sexenio, se use como chivo expiatorio al secretario de Seguridad para justificar la desaparición de esta secretaría y la Guardia Nacional.
De hecho, ya se comenta que si un civil es nombrado a este cargo, deberá interpretarse como un castigo, un 'tatequieto' o un sacrificio humano para aplacar las huestes de Morena. Y para los candidatos que son militares en activo o retirados, por lo menos asegura que será invitado a las reuniones e informado de las decisiones del secretario de la Defensa. Pero jamás será tratado en cuestiones jerárquicas y operativas como un verdadero secretario de Seguridad.
De hecho, con más razón, si el secretario es un militar en activo o retirado, será el chivo expiatorio para proteger a las Fuerzas Armadas del desastre que se avecina. Toda la correspondencia que envíe la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Corte Internacional Penal a la presidencia, seguramente se remitirán al secretario de Seguridad Publica. Porque ni el presidente o el secretario de la Defensa van a asumir la responsabilidad penal ni política del fracaso de la Guardia Nacional y de la estrategia para reducir la violencia.
También hay que ser claros de qué acusaciones enfrentará el nuevo secretario de Seguridad: negligencia criminal. Haber 'permitido' que el crimen organizado continuara incrementando su control territorial y no detener las masacres que irán en aumento por la falta de presencia, por la falta de recursos y por la falta de estrategia.
El candidato que acepte este puesto, si es un hombre honesto, también deberá reconocer que él y su familia vivirán amenazados y en la pobreza. El salario es bajo, no hay prestaciones después de dejar el cargo y, sobre todo, no podrá trabajar en el ámbito de seguridad porque lo impide la ley una vez que se retire. Entonces sería mejor nombrar un carpintero o un académico al puesto. La ventaja de nombrar a un militar es que probablemente tendría asegurada su pensión y protección para él y su familia.
Se sugiere que el candidato que busque llenar este puesto no lo haga por 'amor a la patria' o por 'proteger al pueblo', porque la patria y el pueblo son muy malagradecidos y no reconocen a sus héroes ni a aquellos que buscan proteger a sus ciudadanos.
Se sugiere también que sólo soliciten aquellos candidatos que tengan la cercanía suficiente al presidente Andrés Manuel López Obrador y de Morena, para asegurar protección física y jurídica cuando termine su mandato y que le aseguren inmunidad (aunque sea temporal) como senador plurinominal. Porque Morena y el siguiente presidente de México no sólo lo desconocerán, buscará meterlo a la cárcel. Los candidatos deberán de enviar su solicitud a Palacio Nacional, si es que se atreven.