Análisis sin Fronteras

Rumbo a la Casa Blanca: Guerra de milicias y de abogados

Ana María Salazar te invita a que la acompañes todos los días en Rumbo a la Casa Blanca, cobertura especial en El Financiero Bloomberg TV.

Le sonará un poco estridente el título de esta columna, pero a tres semanas de las elecciones en Estados Unidos, cada día, cada hora que pasa, surge más y más información que señala que las elecciones en Estados Unidos no la definirán los electores. No, el siguiente presidente de Estados Unidos podría definirse por cuál de los candidatos tiene más y mejores abogados. Y si no son los abogados los que deciden, serán hombres armados los que busquen intimidar a las instituciones. En el peor de los escenarios, el 20 de enero de 2021 la Casa Blanca podría estar rodeada de milicias y grupos paramilitares que protegerían a Donald Trump. Sería el primer presidente de Estados Unidos que se rehúsa a reconocer las elecciones.

Sí sería un escenario catastrófico para Joe Biden iniciar su mandato sin poder ingresar a la Casa Blanca. Pero, la verdad es que sería el menor de sus problemas -no importa donde despache el presidente de Estados Unidos-. Lo que importa es la credibilidad y la capacidad de las instituciones de resolver los graves problemas que afectan a los estadounidenses. No sólo la crisis de la pandemia por el Covid-19, sino la profunda crisis económica de ese país, con implicaciones en la economía global.

Sin importar quién sea electo, Estados Unidos es un país profundamente dividido. Un país donde, a diferencia de elecciones anteriores, los resultados de las elecciones presidenciales, además de la conformación de ambas cámaras legislativas, serán cuestionados. Y sin importar quién ganó o quién perdió, la rama legislativa también sufrirá el embate de la falta de credibilidad por parte del electorado. Y sí, hay varios escenarios, donde podría ser el Congreso y el Senado de Estados Unidos los que definan quién es el siguiente presidente y vicepresidente de Estados Unidos. Y obviamente, de ser este el caso, cualquier decisión tendrá un importante rechazo por aquellas personas que votaron por el candidato perdedor.

El otro actor fundamental en definir las elecciones, y no será la primera vez, será la Suprema Corte. Su objetividad también está quedando entredicho, por las afirmaciones del mismo presidente Donald Trump. El presidente ha sido muy enfático en señalar la importancia de apresurar el proceso de confirmación de que su candidata a la Corte, la jueza Amy Coney Barrett, porque necesita tener una mayoría de jueces cuando lleguen las impugnaciones de las elecciones.

Cómo olvidar que fue la Suprema Corte quien decidió a favor de George W. Bush, durante las impugnaciones de las elecciones presidenciales de 2000. Y aunque expertos señalaban que el candidato Al Gore tenía más instancias que pelear, incluyendo la posibilidad de llevar la decisión ante los legisladores, optó el exvicepresidente de William Clinton tomar la ruta institucional y aceptar los resultados de las elecciones para no iniciar una crisis constitucional que no tendría precedente en Estados Unidos.

Hasta ahora.

La posibilidad de que la Corte Suprema defina las elecciones es una preocupación real. Desde hace varios meses, el presidente Trump está cuestionando los resultados de las elecciones y, sin pelos en la lengua, ha dicho que no reconocería los resultados si no le favorecen. Ha llegado a especular públicamente de la posibilidad de posponer las elecciones. Tiene una estrategia jurídica que incluye reclutar cientos de abogados como voluntarios, además del apoyo jurídico de tres de los despachos más grandes en Estados Unidos. Ya los están capacitando, desplazando a los estados bisagras y preparando las plantillas de las impugnaciones. El 'batallón de abogados' está listo para lanzarse a la batalla legal.

Pero adicionalmente están los 'otros' soldados del presidente Trump. Después del llamado que hizo a los grupos milicianos, armados y generalmente violentos, se espera que sean ellos sus 'observadores electorales'. Básicamente una estrategia para intimidar a los electores.

Pero esto no ha detenido a los millones de personas que ya han ejercido su voto ya sea en forma presencial o enviado la boleta electoral por correo. En algunos lugares, las personas esperaron en colas de hasta ocho horas para poder ejercer su voto.

Varias personas cercanas a Donald Trump, incluyendo su sobrina Mary Trump y su exabogado, Michael Cohen, ya han alertado de que Trump no aceptará los resultados. Si falla la estrategia jurídica, los 'otros' soldados de Trump: las milicias y grupos paramilitares, acatarán su llamado a una Casa Blanca rodeada de milicianos. Impensable, pero posible.

PD: Los invito a que nos acompañen todos los días en Rumbo a la Casa Blanca, cobertura especial en El Financiero Bloomberg TV.

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