Análisis sin Fronteras

Terroristas en la vecindad

Es increíble e irónico es que el hombre que más ha expresado odio hacia México y los mexicanos, ahora demuestre interés por apoyar a víctimas.

Aunque en términos jurídicos grupos del crimen organizado en México no son terroristas, desde una óptica política sí lo son.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien busca ser reelecto, entiende perfectamente la utilidad de intentar designar como terroristas a organizaciones criminales: ahora que está "controlada" la "amenaza" que representa la inmigración que provenía de la frontera entre México y Estados Unidos (según Trump), gracias a los esfuerzos y recursos del gobierno de México, el mandatario necesitaba otra amenaza para usar en su campaña y asustar a los estadounidenses: terroristas mexicanos vienen, y hay que detenerlos. Va a usar en una forma cínica el tremendo dolor de la familia LeBarón, que han vivido la terrible masacre de nueve de sus seres queridos para favorecerse en su proceso electoral. No es la primera vez que usa a los familiares de las víctimas de un crimen atroz. Durante el proceso electoral de 2016, recuerden cómo convocó a familiares de víctimas de personas que entraron ilegalmente a Estados Unidos.

La decisión de la familia LeBarón de pedir al presidente Trump que clasifique como terroristas a los asesinos de las tres madres y seis pequeños es absolutamente comprensible. La forma tan atroz que fueron masacrados claramente es señal de que algunos grupos ya cruzaron una frontera más de la barbarie. Más allá de su clasificación, el hecho es que el tipo de violencia que se usó en contra de esta familia, claramente son tácticas que usan terroristas alrededor del mundo: matar a sangre fría bebes y niños –después quemar sus cuerpos– son expresiones de horror que en pocas partes del mundo se contempla.

Lo que pocas veces se dice públicamente es que los grupos criminales que ejercen control territorial sobre regiones completas de México están entre los más violentos del planeta.

Así de sencillo.

Pero es la reacción del gobierno de México ante la tragedia de la familia LeBarón, lo que empuja a que exijan apoyo y justicia de Donald Trump. Porque el gobierno de México no ha sido públicamente solidario en su posicionamiento y en su acercamiento a este grupo de víctimas. Pero también hay una realidad que simple y llanamente no quiere reconocer el presidente Andrés Manuel López Obrador: que su cuarta transformación no tiene una estrategia para enfrentar estos grupos del crimen organizado que están masacrando con absoluta impunidad. Continúa además el presidente insistiendo que no cambiará su "estrategia" (que no existe) a pesar del cuestionamiento de los conservadores, los fifís, los neoliberales, a quienes culpa de la situación de violencia en el país -a pesar de que cumple un año de mandato.

Hugs not bullets. 'Abrazos y no balazos' sigue siendo su estrategia de seguridad. Bueno, mejor dicho su lema, porque de estrategia no tiene nada.

En lugar de reconocer a las víctimas, el presidente los ataca. De hecho, en términos de lenguaje y declaraciones en las conferencias mañaneras, el presidente ha sido mucho más conciliatorio y ha expresado más consideración para los criminales que para las víctimas de los criminales.

Recordemos cómo expresó preocupación por El Chapo Guzmán y pidió apoyo para la mamá de éste para que lo visitara en la cárcel de máxima seguridad. Pobre Ovidio. Los criminales son víctimas del neoliberalismo. "Todo es culpa de Felipe Calderón".

A la familia LeBarón y a las otras víctimas no les ha ofrecido las mismas consideraciones, ni les ha hecho el mismo ofrecimiento de apoyo. En lugar de asegurar que buscarían justicia, fueron cuestionados por buscar apoyo fuera de México.

Y claro, Trump se los ofreció.

Una de las características de los grandes estadistas es la capacidad de expresar compasión y entendimiento para una población que esté sufriendo por ser víctima del crimen organizado, de desastres naturales o una emergencia económica. La segunda característica es que el gobernante pueda convencer a la población de que todo está bajo control y que el gobierno ayudará a que salgan adelante.

El presidente de México ha atacado a las víctimas, pero también es claro que no tiene estrategia para combatir a los violentos. No tiene control.

No es claro si tendrá éxito el presidente Trump, porque la declaratoria de que algún grupo sea considerado como terroristas sí tiene cierto nivel de dificultad. Pero en cierta forma ya se cumplió el propósito de meter el tema en la agenda política. Lo increíble y verdaderamente irónico es que el hombre que más ha expresado odio hacia México y los mexicanos, ahora resulta que demuestre más interés por apoyar a víctimas mexicanas, que el mismo Andrés Manuel López Obrador.

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