La inteligencia artificial IA o AI por sus siglas en inglés (Artificial Intelligence) no es un tema nuevo, pero ha vuelto a todos los titulares. Para describirlo de la forma más sencilla, la inteligencia artificial es un campo que combina la computación (tecnologías de la información) y los datos (big data) para permitir resolver problemas.
Las empresas de tecnología se han beneficiado enormemente utilizando inteligencia artificial en sus procesos y en su construcción. Uno de los claros ejemplos es Google, que además de tomar decisiones basadas en datos, ha construido su negocio utilizando inteligencia artificial. En 2015 únicamente 10 por ciento de las empresas en el mundo, la mayoría concentradas en Silicon Valley, utilizaban AI. Para 2019 este número aumentó a 37 por ciento.
Uno de los campos en los que más hemos visto un aumento es en el de servicio al cliente. Desde las llamadas a buzones automatizados hasta los asistentes virtuales, esta tecnología se basa en el análisis de big data con los que estos asistentes son capaces de resolver las dudas de una gran cantidad de usuarios, así mejorando el servicio, y al mismo tiempo cortando costos para la compañía. Aún están lejos de dar un servicio completamente satisfactorio, pero en muchos casos lo logran.
Otro ejemplo es el del marketing online, ya no nos sorprende que después de realizar la búsqueda de un producto nos aparezca un anuncio inmediatamente y lo que es peor es que muchas veces el anuncio te persigue, inclusive después de haber comprado el producto. Este se ha convertido en una de las mayores fuentes de ingresos para miles de empresas y además ha creado toda una industria que provee otros servicios. Quien logre que el anuncio desaparezca una vez que el cliente haya comprado el producto seguramente tendrá grandes resultados.
Pero existen muchísimos más usos para la AI, por ejemplo, para medir y mejorar la productividad en las empresas. Pequeños cambios en procesos pueden ahorrar grandes cantidades de tiempo a los empleados y millones a los directivos. La clave está en tener la capacidad de recolectar datos, medir y realizar cambios.
Para empezar a utilizar AI en las empresas se requiere de inversión sí, pero sobre todo se requiere de un cambio en el modo de pensar. Una apertura al cambio constante a probar cosas nuevas y tomar acciones de inmediato. ¿Crees que tu empresa está lista para eso?