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Oficinas Rosas

Hay que redefinir las oficinas y hacer oficinas rosas, poniendo a las mujeres en el centro de los procesos de trabajo, las jornadas, los beneficios y las leyes laborales.

Hace unas semanas, Claudia Goldin acaparó las noticias al ser la primera mujer en ganar un Premio Nobel de Economía en solitario. Su trabajo se basó en el análisis de la remuneración de las mujeres en el trabajo y las causas de la brecha de género en los últimos 200 años. En la actualidad las mujeres en los Estados Unidos apenas ganan ochenta centavos por cada dólar que gana un hombre. Alrededor del mundo la brecha de género aún se encuentra entre el 17% y el 33%.

Goldin ha comentado que para cerrar la brecha de género actual se necesita una reestructuración fundamental de los espacios de trabajo, hay que “derribarlo todo”. El modelo de trabajo que existe hoy favorece a quienes pasan largas horas en la oficina y cuentan con visibilidad y reconocimiento de los líderes. Las oficinas tradicionales fueron hechas, diseñadas y pensadas para hombres.

Las políticas que existen en las empresas se crearon en base a la familia nuclear, en el que la mujer tradicionalmente se ocupaba del cuidado de la casa y la familia, trabajo que comúnmente no ha sido remunerado y que muchas mujeres siguen realizando como segunda jornada. Los beneficios con los que cuentan las empresas se siguen basando en estos principios, por ejemplo, un ejecutivo puede deducir un cuarto de hotel como gasto de negocios si tiene que ir a una cena de trabajo a otra ciudad, pero una mujer no puede deducir el costo de una niñera si necesita que cuiden a sus hijos para asistir a esa misma cena. No nos parece extraño ver que ofrezcan servicios como lustre de calzado o barbería, pero pocas empresas ofrecen servicio de guardería. Apenas empezamos a ver cuartos de lactancia.

Caroline Criado Perez, autora británica-brasileña realizó una investigación sobre el impacto de la diferencia de género en la economía. En el que descubrió que las oficinas en promedio son cinco grados más frías para las mujeres, porque la fórmula para determinar su temperatura se desarrolló en la década de los 60 basándose en la tasa metabólica en reposo de un hombre de 40 años y de 70 kg y el metabolismo de las mujeres es más lento.

Las políticas de maternidad están avanzando, el apoyo en el momento en que las mujeres se convierten en madres es crucial para que se puedan reincorporar al mundo laboral. Estados Unidos es uno de los países con menos flexibilidad para las mujeres en el periodo de la maternidad. Se empieza a hablar de la menopausia y de las implicaciones que tendrá en el trabajo en los próximos años. Donde existe una enorme oportunidad.

En México el coworking Co-Madre, es un ejemplo de mujeres repensando los espacios, tomando en cuenta el bienestar personal y la comunidad. Hay que redefinir las oficinas y hacer oficinas rosas, poniendo a las mujeres en el centro de los procesos de trabajo, las jornadas, los beneficios y las leyes laborales.

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