En México el cuidado de la casa, los hijos y las personas mayores recae principalmente sobre las mujeres. Desde pequeñas el entorno social y cultural, nos ha arraigado tradiciones en las que las mujeres están al servicio de la familia y esto representa un obstáculo importante para lograr la paridad de género. Según el último estudio de McKinsey en México, la mitad de los mexicanos dice que si una madre trabaja sus hijos sufren y si una mujer gana más dinero que su marido, esto causará problemas en el hogar.
Aunque existe conciencia sobre este problema, la pandemia incrementó la carga de trabajo no remunerado para millones de mujeres alrededor del mundo. Las mujeres dedican más de un billón de horas al año a trabajos no remunerados. Estas incluyen el cuidado de niños y adultos mayores, cocina, limpieza y tareas del hogar en general. Si este tiempo lo hacemos equivalente a horas laborales el valor de este trabajo se estima en más de 10 mil millones de dólares al año, según análisis de McKinsey. Ronald Regan lo mencionó en una entrevista en 1982 - “Con la Primera Dama, el gobierno tiene un empleado gratis, la tienen tan ocupada como a mí.” Si hubiera una presidenta mujer, ¿Se esperaría que su esposo no trabajara y cumpliera con las obligaciones que hasta ahora han sido impuestas a las Primeras Damas?
Aunque aún necesitamos cambios culturales y sistémicos, si hay políticas que pueden ayudar a aliviar la doble carga de las mujeres y permitirles su autonomía económica.
El primero está en las horas laborales flexibles y trabajo remoto. Los empleadores que ofrezcan distintas modalidades de trabajo, ya sea en diferentes turnos y que se puedan adaptar a distintas necesidades sin duda tendrán acceso a una red de talento mucho mayor. Aunque muchas empresas han exigido el regreso total a la oficina, la realidad es que las que tendrán éxito son las que puedan adaptarse a un nuevo mundo híbrido.
El segundo son las guarderías y estancias infantiles. Esto no ha sido un beneficio que ofrecen las empresas porque en su mayoría los altos ejecutivos han sido hombres con familia con una mujer que se ocupara de ella. Esto está cambiando, hace unos años Marissa Mayer, CEO de Yahoo llegó a los titulares cuando decidió no tomar licencia de maternidad, pero construyó una guardería al lado de su oficina. Esto no es posible para millones de mujeres que tienen que cuidar a sus hijos, mientras existan mecanismos para que las mujeres puedan trabajar mientras que sus hijos estén seguros.
El tercero es que las empresas tengan políticas de reinserción después de regresar de bajas por maternidad. Mientras exista más flexibilidad y apoyo habrá menos probabilidades de deserción. Cuando una persona se va, el costo de reemplazarlo es entre la mitad y el doble de su sueldo anual si se toman en cuenta todos los gastos, esto sin contar el trabajo que recae en otras personas y el efecto que esto tiene en la cultura y en los equipos.