Sabemos que las tendencias de consumo han cambiado en los últimos años y la viticultura no se ha quedado atrás. Tanto el consumo del vino como su cultivo han evolucionado. Estudios recientes muestran que más de la mitad de los bebedores de vino habituales pertenecen a la generación de los boomers, y en países como el Reino Unido el consumo ha aumentado del 37% al 56% desde el año 2020. Según McKinsey la generación Z es la generación más sobria de la historia y prefiere bebidas sin alcohol o con bajo consumo de este, lo que ha generado que la industria de bebidas empiece a ofrecer nuevas opciones de productos que satisfacen a esta población.
En los Millenials las tendencias de consumo de vino van en aumento, con un crecimiento en el consumo de vinos naturales y orgánicos. Esta generación además de buscar el producto, busca experiencias relacionadas con el vino. Además de interesarse por el tipo de uva o la procedencia del vino busca excepcionalidad en cada punto de contacto con el producto y claro es de entenderse, cuando sabemos que hoy en día existen más de 10, 000 tipos de uva diferentes.
No solo las marcas han innovado con nuevas mezclas de uvas, si no que ahora vemos negocios que han inventado servicios alrededor del vino. Usualmente las catas se llevaban a cabo en viñedos y eran guiadas por un sommelier, un mundo bastante exclusivo y de difícil acceso. Pero hoy, pioneros como Vinjoyment en Reino Unido, fundado por la mexicana Lorena Gutierrez que juntan la tecnología con la tradición, el storytelling y la hospitalidad, dándole a los clientes una nueva experiencia para descubrir el vino a su propio ritmo, sin presiones y sin miedo a equivocarse.
Aunque la esperanza de vida de la vid suele superar los 50 años, el cambio climático también está modificando esto. Con veranos más calientes, inviernos más fríos, lluvias impredecibles y heladas repentinas, los elementos en las producción del vino cambian la maduración de las uvas, lo que influye en el sabor, la calidad y hasta la clasificación de la vid.
Sabemos que el consumo del vino en exceso trae consecuencias negativas, inclusive al día siguiente, pero también se ha demostrado que consumir vino con moderación reduce el riesgo de demencia, pues mejora el flujo sanguíneo y la oxigenación del cerebro, además retarda el envejecimiento cognitivo. ¿Será por eso que las generaciones mayores tienden a consumirlo más? Al pan, pan y al vino, vino pero pronto veremos la evolución de este néctar de los dioses.