En un interés por atender las problemáticas que afectan a la primera infancia en México, se llevó a cabo el simposio “Contribuciones para la agenda de primera infancia 2024-2030″, organizado por Early Institute.
Al encuentro acudieron especialistas de distintos organismos para dar información sobre la situación de las niñas y los niños de cero a cinco años con respecto a sus condiciones de salud, educación, cuidado, nutrición, protección y pobreza. Los temas corresponden a los rubros que analiza Early Institute, a través del Sistema de Indicadores de Primera Infancia (SIPI México), la única herramienta que reúne y analiza 150 indicadores en torno a los primeros años de vida de niñas y niños.
Así, para Clemente Ávila Parra, especialista del Banco Mundial, el cuidado infantil no está reconocido en México como un derecho en sí mismo, de tal modo que su atención es compleja. Señaló que México es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con menor gasto público destinado a este sector, ya que representa menos de 0.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Marcela Lucía Silveyra de la Garza, también del Banco Mundial, habló de la Política Nacional de Educación Inicial (PNEI), la cual debe considerar dos aspectos fundamentales: educación y cuidado. En ese sentido, se refirió a una herramienta que el Banco Mundial impulsa, en alianza con la Secretaría de Educación Pública (SEP), para la ampliación de la educación inicial en nuestro país, basada en dar prioridad a estados y municipios con mayor rezago en esta etapa de enseñanza.
Martha Merlo, representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), enfatizó en las consecuencias de no brindar cuidados infantiles de calidad. La experta habló de un bajo desempeño escolar y riesgos por los cuidados inadecuados. En tanto, el impacto negativo para las madres de familia se refleja en una baja participación laboral que va relacionada con la edad de las niñas y los niños que tienen a su cargo.
Alberto Tonatiuh Sotomayor Avilés, del Pacto por la Primera Infancia, dijo que la pobreza afecta a 48.14 por ciento de niñas y niños menores de seis años, siendo las entidades del sur y el centro las que registran mayores porcentajes. Entre las recomendaciones para combatir la problemática señaló: invertir más y mejor en primera infancia; diseñar e implementar un sistema de protección social con enfoque de derechos y con perspectiva intersectorial; y ampliar y mejorar la cobertura de los programas sociales dirigidos a este sector.
Para Abigail Casas, del Instituto Nacional de Pediatría, la situación de la violencia es un tema central, ya que las experiencias adversas que viva el niño o la niña entre cero y cinco años repercutirán en su desarrollo emocional y cognitivo. Se refirió a la importancia de educar a esta población de acuerdo con sus características intrínsecas, necesidades, etapas de desarrollo y con perspectiva de derechos para prevenir y erradicar la violencia en los primeros años de vida.
Argelia Vázquez Salas, del Instituto Nacional de Salud Pública, reveló que la atención a la salud maternoinfantil decayó en los últimos años por la interrupción de los servicios durante la pandemia. Para la especialista es fundamental garantizar que mujeres embarazadas, así como niñas y niños menores de dos años, con índice de bienestar bajo, reciban los servicios pertinentes y que se trabaje para que la población menor a cinco años tenga acceso al servicio de Consulta del Niño Sano.
En su intervención, Elizabeth Hoyos Loya, representante del Observatorio Materno Infantil de la Universidad Iberoamericana, invitó a los sectores público y privado a poner mayor atención en la salud y alimentación de la primera infancia, ya que las enfermedades en la edad adulta tienen su origen en la primera etapa de la vida.
En Early Institute afianzamos nuestro compromiso con la primera infancia y sostenemos la necesidad de incorporar su atención en la agenda nacional como asunto prioritario. Solo así será posible asegurar que el desarrollo de este grupo poblacional sea óptimo y de la mejor calidad, con intervenciones tempranas y estrategias adecuadas.