Directora del Think Tank Early Institute.

Cuidemos el derecho al juego

El juego es un derecho fundamental, motivo por el cual debe ser respetado y otorgado en beneficio de la infancia.

El pasado 11 de junio se celebró, por primera vez, el Día Internacional del Juego, instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El tema sobresale porque se trata de una práctica indispensable en la formación de niñas y niños, ya que promueve el aprendizaje, las habilidades para la vida y el bienestar psicosocial.

El juego es un derecho fundamental, motivo por el cual debe ser respetado y otorgado en beneficio de la infancia. Jugar fomenta la resiliencia, infunde confianza y ayuda a niños y niñas a desenvolverse con mayor seguridad.

Su relevancia radica en que va más allá de una experiencia entretenida; es la oportunidad para adquirir conocimiento, mediante estrategias divertidas y constructivas.

De acuerdo con la ONU, esta celebración “servirá para destacar la importancia de preservar, promover y dar prioridad al juego para que todas las personas, especialmente los niños, puedan aprovechar sus beneficios y desarrollar todo su potencial […] Para los niños en especial, el juego ayuda a construir relaciones y mejora el control, la superación de traumas y la resolución de problemas. Les ayuda a desarrollar las habilidades cognitivas, físicas, creativas, sociales y emocionales que necesitan para prosperar en un mundo en constante cambio”.

Como se observa, las ventajas de alentar esta actividad son múltiples y en diferentes sentidos, sin embargo, desafortunadamente este derecho enfrenta varios retos, entre ellos la falta de tiempo para ejercerlo. Pese a que se estima que la aceptación del juego es de 97 por ciento, una tercera parte de las personas no tiene tiempo para jugar.

En este sentido, es necesario crear políticas públicas, capacitar y financiar iniciativas para integrar el juego en los entornos educativos y comunitarios. Sobre todo, hay que invertir en espacios de juego diversos, inclusivos y seguros, ampliando su acceso, especialmente a los niños y las niñas más vulnerables y marginados.

El juego ayuda en la salud mental, ya que enseña la gestión de emociones, reduce el estrés y estimula la socialización. Sin duda, niñas y niños pueden alcanzar su máximo potencial, si cuentan con el tiempo, el espacio y las condiciones adecuadas para jugar.

En Early Institute nos unimos a la celebración del Día Internacional del Juego e invitamos a los tomadores de decisiones a colaborar en el reconocimiento de esta práctica, a partir de varias acciones, como son: a) Invertir en el bienestar de los niños y las niñas al proteger su derecho a jugar; b) proporcionar a los niños y las niñas más tiempo y oportunidades para jugar, incluso en los entornos escolares; c) crear lugares seguros y accesibles, sobre todo para quienes tienen necesidades especiales; y d) respetar las opiniones y las decisiones de niños y niñas en torno a su derecho a jugar. Hagamos que esta actividad sea promovida, accesible y cuidada.

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