La diferencia más grande entre los proyectos de nación que se pelean la Presidencia de la República, en cuanto al sector energético, es el papel de las empresas estatales.
En el de Xóchitl Gálvez, la consigna es regresiva: tanto Pemex y CFE estorban en el desarrollo de una industria que marche al ritmo marcado por el sector privado. En este sentido, ofrecen la consolidación de la reforma energética de 2013, cuya misión fue la apertura de toda la industria, tanto eléctrica como de hidrocarburos, para generar un mercado abierto donde se beneficiaría a los grandes capitales extranjeros.
Una de las múltiples pruebas de ello ha sido la situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex), cuya deuda de 2.1 billones de pesos (la más grande del mundo para una empresa de su tipo), reportada al cierre de 2018, fue adquirida en su mayoría (60 por ciento), durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. El caso de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no fue distinto, por mandato de la reforma se creó un mercado abierto de energía que le pasó factura a la empresa de 8 mil millones de pesos por cargos de porteo que no se cobraron, y que le restó volumen de generación hasta aportat 38 por ciento de la electricidad en el país. Hoy se logró recuperar a 52 por ciento.
A decir de Alonso Romero, maestro en Mercados y Finanzas Energéticas por la Universidad de Edimburgo, e integrante del equipo de Claudia Sheinbaum, es importante tener empresas públicas fuertes, pues “no hay transición energética más rápida que la que se hace a través del Estado”, señaló en una mesa de debate organizada por Leo Zuckermann en Foro TV.
En este contexto, en el llamado primer piso de la Cuarta Transformación, que corresponde al sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, se implementó toda una estrategia para fortalecer a las empresas del Estado. Por ejemplo, Pemex reportó utilidades por primera vez dos años seguidos; de igual forma se estabilizó la producción en 1.8 millones de barriles diarios, incluyendo tanto crudo como condensados. En cuanto al Sistema Nacional de Refinación, los peñistas lo entregaron funcionando al 38 por ciento de su capacidad, y 70 por ciento de importaciones; hoy opera al 68 por ciento y se importa solo el 30 por ciento, mientras que “para septiembre del 24 estaremos viendo solo un 6 por ciento”, con la entrada en operaciones de la refinería de Dos Bocas, agrega Alonso.
Para el equipo de Gálvez, a quien representó en la misma mesa de discusión, Rosanety Barrios, maestra en Finanzas por la UNAM, y maestra en Regulación Económica de Industrias de Red por la Universidad de Barcelona, para Pemex se tiene que dar golpe de timón, que sea “gobernada por expertos honestos”, y explicarles a los más de 100 mil trabajadores “cómo violan todos los días violan las normas ambientales”, y deben dejar de ser una petrolera para convertirse en una empresa de energía. En este mismo proyecto, la propuesta del prianismo está en cerrar las refinerías del país y convertir sus terrenos en centros de distribución de amoniaco verde, entre otras ideas.
De cualquier manera, se anticipan cambios en el sector energético, pues como lo hemos informado en este espacio, la intención de Sheinbaum y su equipo, que están al frente en las encuestas a dos semanas de las elecciones, es llevar a cabo una transición ordenada que permita generar un piso de bienestar que beneficie a la población.
FRANCIA SE APUNTA
México cuenta con un extenso potencial en la producción de bioenergéticos debido a la gran cantidad de residuos orgánicos generados por diversas industrias, como la agropecuaria e industrial. El biogás generado puede utilizarse directamente para producir energía eléctrica y térmica, y también puede convertirse en biometano, que tiene un alto potencial como combustible y como alternativa sostenible al gas natural convencional.
Sin embargo, la Cámara de Comercio e Industria Franco Mexicana, que preside Xavier de Bellefon; en conjunto con las empresas francesas Engie, dirigida por Felisa Ros; Veolia, a cargo de Arnaud Penverne; EDF Renewables, con Gerardo Pérez; y Michelin, de Matthieu Aubron; presentarán propuestas de políticas públicas a las candidatas, y al candidato a la Presidencia de México, para fortalecer la seguridad energética e hídrica del país.
Ahí, destaca la Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos, así como cambios a la regulación actual de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) que obstaculiza la promoción de soluciones para producir electricidad mediante bioenergéticos.
De lograr estos cambios, así como otros puntos en cuanto a generación y transmisión de energía, eficiencia energética, energías renovables, geotermia y agua, las empresas francesas podrían realizar una inversión en México superior a los 10 mil millones de dólares.