La mayoría culpa a Xóchitl Gálvez de su fracaso, y que éste se debió a un cúmulo de errores y malas decisiones que se tradujeron en una aplastante derrota en las urnas el pasado domingo. Cierto.
Otros achacan la indiscutible victoria de Claudia Sheinbaum en las elecciones del 2 de junio, a la popularidad de la cual goza el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien levantó su mano, respaldó, y de quien afirmó, garantizará la continuidad del proyecto de nación que emprendió desde 2018.
Sin duda ambos aspectos incidieron en los indiscutibles resultados en las urnas, pero hay un tercer factor que aderezó la victoria de quien será la primera mujer presidenta de México, y fue la campaña estratégica que desplegó por todo el país.
De acuerdo con datos del INE, la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia llevó a cabo un total de 618 eventos, de los cuales 422 fueron privados y 196 fueron públicos. En total, el gasto de campaña fue de 331 millones 954 mil 840 pesos.
A estos múltiples recorridos que Sheinbaum y su equipo llevaron a cabo por todo el país (en contraste, Xóchitl Gálvez solo organizó 217 eventos y se gastó 172 millones 565 mil pesos más), hay que sumar también otro factor fundamental como lo fueron las 341 mesas de Diálogos por la Transformación que se llevaron a cabo prácticamente con todos los sectores empresariales, académicos y sociales.
Entre estos eventos, destacan las 42 mesas que se organizaron sobre Soberanía energética para el desarrollo sostenible, a cargo del Dr. Jorge Islas Samperio; o las 46 mesas sobre Desarrollo rural y soberanía alimentaria, organizadas por el Ing. Julio Berdegué Sacristán; o qué tal los 58 encuentros sobre el Desarrollo con bienestar y perspectiva regional, llevadas a cabo por la empresaria Altagracia Gómez, entre otras tantas de una lista de 13 tópicos esenciales para el desarrollo de un plan de gobierno incluyente.
Es decir, mientras la candidata de la oposición buscaba quien la respaldara para desconocer los resultados de las elecciones, en caso, claro, de que no le favorecieran (como trascendió), Claudia Sheinbaum y compañía se encargaron de recabar las necesidades y puntos a atender de múltiples industrias, comercios, usuarios de diversos servicios, etcétera. Al final, ese trabajó se reflejó en el resultado.
¿Cómo reconocer a un demócrata?
Reconocerán por ahí a los verdaderos demócratas.
Son aquellos que luego de la histórica victoria de sus contrincantes, tienen los ojos puestos en la autocrítica y análisis encaminado al aprendizaje.
Ellos, los verdaderos demócratas, están pensando en que se debe construir un proyecto sólido, que busque acercarse a la sociedad. Que abra y alimente un canal de comunicación permanente con los habitantes de todo el país.
Los demócratas no piensan en venganza, en estorbar, en desquitarse en la primera oportunidad. Mucho menos se interesan por insultar, denostar, humillar, ni justificarse en pretextos.
Los demócratas le dan la espalda al proyecto que se quebró el domingo. Rechazan la idea de persistir en un camino ya recorrido, que nos trajo al despertar social.
Pero lo más importante, un demócrata reconoce que perdieron.
Ahora que sabemos quiénes son los demócratas, avísenme por favor si ven a alguno por ahí.